domingo, 18 de noviembre de 2012

Crecen las protestas y PLD forma banda para-policial


Por Narciso Isa Conde

La multimillonaria Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLOD) del ex-presidente Leonel Fernández, es uno de los productos  de la corrupción de Estado durante sus doce años de gobierno.

Es uno de los “cuerpos del delito” señalados y repudiados por el pueblo y la  nueva generación contestataria.

Por eso, su sede fue escogida como uno de los blancos de ataque de las manifestaciones contra el paquetazo tributario neoliberal y de la impunidad que ha auspiciado el nuevo presidente Danilo Medina (continuidad del anterior gobierno del Partido de la Liberación Dominicana-PLD) en contra del pueblo dominicano y a favor de aquellos dirigentes peledeístas y empresarios inescrupulosos que quebraron al Estado dominicano y se apropiaron de una gran parte su patrimonio, muchos de los cuales todavía ocupan altos cargos estatales.

  • ¿Qué pasó en las proximidades de FUNGLODE?

  En la cercanía del edificio que ocupa esa suntuosa entidad, convertida en proyecto universidad, se han realizado dos manifestaciones de protesta.

En la más reciente, realizada el martes 13 de noviembre a partir de las 8:00 pm, atemorizados por la reacción de una juventud que clama justicia y se revela contra los nuevos impuestos, se produjo la agresión en mi contra y contra un grupo de jóvenes y de camaradas de izquierda que participamos en esa valiente iniciativa.

Está confirmado que la cúpula del PLD y FUNGLODE formaron para esa -y posiblemente para otras ocasiones- una nueva banda para-policial integrada por delincuentes pagados y protegidos por la Policía Nacional y otros cuerpos represivos.

Esa banda se llama paradójicamente Movimiento Independencia Popular-MOINPO (pareciera que el propio Leonel le puso el nombre), pero hay señales de que forman otras similares llamadas a “defender”  con la violencia para-estatal el desacreditado partido de gobierno, repudiado  por la sociedad por sus escandalosos delitos de Estado.

En esa ocasión el cordón policial nos impidió llegar a la parte frontal de FUNGLODE, al tiempo que su oficial al mando  se confabuló con los delincuentes para  sorpresivamente dejarlos  pasar y facilitar la agresión.

En mi caso las lesiones no fueron graves, porque la pandilla fue bien repelida por los jóvenes y los militantes revolucionarios que me acompañaban; al punto que sus miembros salieron en estampida y  fueron perseguidos hasta darle alcance y capturar a uno de ellos que “cantó como un chivo” y develó todo el plan.

  • El inicio de la decadencia de un régimen.

Luego de ese incidente, ante el llamado a concurrir, se ensanchó la protesta y duró hasta la medianoche. Al otro día, a manera de llamado de atención al Festival de Cine Internacional que auspició FUNGLODE, siguió creciendo  el repudio a Leonel y a la cúpula del PLD frente al Teatro Nacional.

Estas son nuevas señales de la existencia de un régimen político en franca descomposición, que en lo adelante tendrá que enfrentar una impetuosa indignación de la sociedad excluida y muy especialmente de los/as jóvenes de las capas medias que irrumpen masivamente a la lucha social y política contra este régimen desacreditado y de las barriadas populares empobrecidas y reprimidas.

Hablo de un régimen en apuros, no simplemente de este gobierno o del  anterior; aunque esas dos administraciones, integradas por la cuestionada cúpula del mismo partido, se ubican en el centro de la tormenta.

Están en apuros las instituciones de un régimen político conformado por los partidos tradicionales y sus fuerzas satélites, ahora copado –a manera de dictadura institucionalizada y sistema corrompido- por la partidocracia del PLD que lidera Leonel Fernández asociado a la crápula empresarial y militar del país.

Un régimen del que forma parte el actual presidente Danilo Medina y del que formaron parte los anteriores presidentes de la era neoliberal, incluidos dirigentes del fraccionado y corrompidos partido opositor (PRD), cada vez más descalificado para ser alternativa.

 La pérdida de legitimidad es de todo un régimen político seudo-democrático, producto de la combinación de neoliberalismo con corrupción gubernamental rampante. Las capas medias se le voltean con tono de incontenible rebeldía, mientras los sectores populares empobrecidos comienzan a reactivarse con su impronta confrontativa.

Arranca un nueve auge de las luchas sociales altamente politizadas. Nuevas fuerzas entran en escena y una nueva oportunidad para el cambio de régimen y del sistema político se esboza en el panorama a nacional, ya mas a tono con la creciente indignación global contra el neoliberalismo global y las partidocracias corrompidas, en medio de la presente crisis integral del sistema capitalista mundial y local. Ya se ve la luz…y las izquierdas revolucionarias tienen ante si un desafío inédito.

15-11-2012 RD

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