Argentina, Córdoba, Jesús María: Crónica de una detención
arbitraria, injusta y violenta de un periodista.
Ramiro David Cháves (DIARIO ASÍ SOMOS
- PRENSA RED)
El compañero trabajador de prensa autor de radio “La Rotonda” , de Colonia Caroya, relata el primera persona la dramática situación que le tocó vivir el domingo pasado en Jesús María cuando terminó preso luego de haber sido interceptado por un móvil policial y agredido brutalmente.
Esto me ocurrió en la madrugada del domingo. Cuando me estaba por volver a casa, un móvil de la policía me “cruza” y los dos agentes me piden que ponga las manos en el capó del auto, me revisan, me sacan las zapatillas y las medias en plena calle Tucumán.
Siempre me dirigí con respeto, sabiendo bien el autoritarismo, agresividad y la falta de diálogo que caracteriza a muchos policías. También teniendo en cuenta que cualquier objeción o negación hacia la forma injusta como proceden, no soluciona nada si no que todo lo contrario, los agentes se ponen un poco más de mal humor y podes quedar detenido por muchas horas y días, sin consideraciones a tus opiniones y con el riesgo seguro de ser agredido física y oralmente. Ni hablar si uno quiere defenderse hablando de derechos, artículos y lo que la Constitución Nacional y Corte Suprema defienden sobre la persona.
Finalmente, uno de los policías me ahorca antes de subirme al móvil y llevarme sin más explicaciones a la comisaría…
Con esta sencilla nota, quiero simplemente dar a conocer un hecho más de injusticia y abuso policial, sabiendo claramente que estas detenciones suceden constantemente y las víctimas más comunes son jóvenes, varones y personas de los sectores más pobres.
Es noticia común en las sociedades, pero no en los medios. Hay muchas denuncias, pero hay muchísimas más que se desconocen o son acalladas y mientras tanto el mundo sigue girando, exigiéndose más seguridad, sumando agentes, policías, alarmas, cámaras de seguridad… Pero si se siguen esquivando los verdaderos ejes de la cuestión y si la sociedad no se compromete con que se ponga en foco la discusión sobre el mal accionar policial y ciertas leyes que lo avalan nada va cambiar.
La arbitrariedad del código de faltas de la Provincia de Córdoba no se reproduce únicamente en la figura del “merodeo”… Las fuerzas policiales no sólo se valen de este mecanismo ambiguo, basado en la opinión del agente o del vecino que sintió haber sentido algún malestar.
Un móvil policial puede hacer lo que quiera con personas detenidas sin dar mayores explicaciones. Hasta se da en aquellos casos en el que la víctima ni si quiera reacciona o quiere resistirse por el simple hecho de considerar que no cometió ningún delito ni tiene nada que esconder. No sólo el fundamento de detención es poco claro para la persona, sino que también el modo en que los agentes de las fuerzas realizan su accionar tampoco tranquiliza al demorado: te sacás las zapatillas y las medias, te abrís de pies, te revisan y no encuentran nada pero no todo está en orden. Un brazo duro cruzado alrededor del cuello ahorcando a la persona. Amenazas a cualquier tercero que intervenga en el procedimiento policial. Presión ante cualquier comentario de diálogo que el detenido intente realizar en pos de aclarar la situación…
Inexplicablemente, en pocos minutos, una persona de caminar por la calle termina siendo trasladada a la comisaría más cercana. Al llegar al lugar los guardias de turnos esperan las instrucciones de sus agentes jerárquicos y sin preguntar lo sucedido inmediatamente hacen caso a los policías encargados de realizar los móviles. Te dicen que tienen órdenes por cumplir.
Sin recibir argumentos claros de la detención y ya con el ánimo vencido de intentar revertir la situación, el detenido luego de ser maltratado, descalificado, ahorcado y desmotivado, termina siendo demorado, amenazado de calabozo y todo eso, paradójicamente con el fundamento policial de “resguardo de la actividad física del afectado”. Es decir, te tienen detenido para que no te pase nada malo. Te privan de la libertad para que no te pase nada malo.
Esta orden de detención suele relacionarse ante consideraciones subjetivas de ebriedad o borrachera escandalosa. A su vez, los agentes policiales no cuentan con instrumentos comprobatorios del grado de alcoholismo de las personas, es decir que las situaciones quedan a la libre interpretación del policía.
Por otro lado, el término “escandaloso” es otro que los mismos agentes tienden a considerar de acuerdo a su humor o percepción.
Las fuerzas de seguridad están para proteger a la sociedad, eso dicen las leyes y eso dice la policía misma. Pero de repente, sin delito alguno, te maltratan, te detienen, te llevan a la comisaría (y con suerte evitando la celda)… simplemente para protegerte… para “resguardarte físicamente”. Te hacen mal para hacerte “bien”, para que nunca quieras contradecir a un policía, para que andes bien atento de no hacer nada que le pueda resultar malo a algún policía. Mientras tanto, las cúpulas policíacas son denunciados por narcotráfico, por robo de autos, por mafia… y los súbditos, por maltrato, por desapariciones, por crimen, por complicidad.
De todo tiene nuestra realidad y a cualquiera le puede pasar. Eso es lo grave, estamos en peligro y el cuerpo policial tiene toda la legalidad. Pero mientras tanto, detención tras detención, injusticias tras injusticias, queda la voz del oprimido, de la víctima, de los testigos… Queda en la voz, el ganar justicia. Queda en la voz y en la denuncia, la posibilidad de un pueblo de hacer sentir los abusos y los atropellos…. Queda en la voz de todos, de cualquiera…. Y a cualquiera le puede pasar. Eso sí, una vez que pasa, ya no hay vuelta atrás para creer que la justicia te va justiciar, para creer que la policía te va a proteger. Ya no hay vuelta atrás, ya hay uno más que se suma al gran montón de perejiles que día a día un CAP o un móvil lo chupa de las calles de la ciudad. Ya es uno más el que ilegitima a la fuerza policial y que alza la bandera en contra del abuso y la impunidad.
Muchas personas más, tienen su relato que contar…
Ramiro David Cháves es periodista de Radio La Ronda.
El compañero trabajador de prensa autor de radio “La Rotonda” , de Colonia Caroya, relata el primera persona la dramática situación que le tocó vivir el domingo pasado en Jesús María cuando terminó preso luego de haber sido interceptado por un móvil policial y agredido brutalmente.
Esto me ocurrió en la madrugada del domingo. Cuando me estaba por volver a casa, un móvil de la policía me “cruza” y los dos agentes me piden que ponga las manos en el capó del auto, me revisan, me sacan las zapatillas y las medias en plena calle Tucumán.
Siempre me dirigí con respeto, sabiendo bien el autoritarismo, agresividad y la falta de diálogo que caracteriza a muchos policías. También teniendo en cuenta que cualquier objeción o negación hacia la forma injusta como proceden, no soluciona nada si no que todo lo contrario, los agentes se ponen un poco más de mal humor y podes quedar detenido por muchas horas y días, sin consideraciones a tus opiniones y con el riesgo seguro de ser agredido física y oralmente. Ni hablar si uno quiere defenderse hablando de derechos, artículos y lo que la Constitución Nacional y Corte Suprema defienden sobre la persona.
Finalmente, uno de los policías me ahorca antes de subirme al móvil y llevarme sin más explicaciones a la comisaría…
Con esta sencilla nota, quiero simplemente dar a conocer un hecho más de injusticia y abuso policial, sabiendo claramente que estas detenciones suceden constantemente y las víctimas más comunes son jóvenes, varones y personas de los sectores más pobres.
Es noticia común en las sociedades, pero no en los medios. Hay muchas denuncias, pero hay muchísimas más que se desconocen o son acalladas y mientras tanto el mundo sigue girando, exigiéndose más seguridad, sumando agentes, policías, alarmas, cámaras de seguridad… Pero si se siguen esquivando los verdaderos ejes de la cuestión y si la sociedad no se compromete con que se ponga en foco la discusión sobre el mal accionar policial y ciertas leyes que lo avalan nada va cambiar.
La arbitrariedad del código de faltas de la Provincia de Córdoba no se reproduce únicamente en la figura del “merodeo”… Las fuerzas policiales no sólo se valen de este mecanismo ambiguo, basado en la opinión del agente o del vecino que sintió haber sentido algún malestar.
Un móvil policial puede hacer lo que quiera con personas detenidas sin dar mayores explicaciones. Hasta se da en aquellos casos en el que la víctima ni si quiera reacciona o quiere resistirse por el simple hecho de considerar que no cometió ningún delito ni tiene nada que esconder. No sólo el fundamento de detención es poco claro para la persona, sino que también el modo en que los agentes de las fuerzas realizan su accionar tampoco tranquiliza al demorado: te sacás las zapatillas y las medias, te abrís de pies, te revisan y no encuentran nada pero no todo está en orden. Un brazo duro cruzado alrededor del cuello ahorcando a la persona. Amenazas a cualquier tercero que intervenga en el procedimiento policial. Presión ante cualquier comentario de diálogo que el detenido intente realizar en pos de aclarar la situación…
Inexplicablemente, en pocos minutos, una persona de caminar por la calle termina siendo trasladada a la comisaría más cercana. Al llegar al lugar los guardias de turnos esperan las instrucciones de sus agentes jerárquicos y sin preguntar lo sucedido inmediatamente hacen caso a los policías encargados de realizar los móviles. Te dicen que tienen órdenes por cumplir.
Sin recibir argumentos claros de la detención y ya con el ánimo vencido de intentar revertir la situación, el detenido luego de ser maltratado, descalificado, ahorcado y desmotivado, termina siendo demorado, amenazado de calabozo y todo eso, paradójicamente con el fundamento policial de “resguardo de la actividad física del afectado”. Es decir, te tienen detenido para que no te pase nada malo. Te privan de la libertad para que no te pase nada malo.
Esta orden de detención suele relacionarse ante consideraciones subjetivas de ebriedad o borrachera escandalosa. A su vez, los agentes policiales no cuentan con instrumentos comprobatorios del grado de alcoholismo de las personas, es decir que las situaciones quedan a la libre interpretación del policía.
Por otro lado, el término “escandaloso” es otro que los mismos agentes tienden a considerar de acuerdo a su humor o percepción.
Las fuerzas de seguridad están para proteger a la sociedad, eso dicen las leyes y eso dice la policía misma. Pero de repente, sin delito alguno, te maltratan, te detienen, te llevan a la comisaría (y con suerte evitando la celda)… simplemente para protegerte… para “resguardarte físicamente”. Te hacen mal para hacerte “bien”, para que nunca quieras contradecir a un policía, para que andes bien atento de no hacer nada que le pueda resultar malo a algún policía. Mientras tanto, las cúpulas policíacas son denunciados por narcotráfico, por robo de autos, por mafia… y los súbditos, por maltrato, por desapariciones, por crimen, por complicidad.
De todo tiene nuestra realidad y a cualquiera le puede pasar. Eso es lo grave, estamos en peligro y el cuerpo policial tiene toda la legalidad. Pero mientras tanto, detención tras detención, injusticias tras injusticias, queda la voz del oprimido, de la víctima, de los testigos… Queda en la voz, el ganar justicia. Queda en la voz y en la denuncia, la posibilidad de un pueblo de hacer sentir los abusos y los atropellos…. Queda en la voz de todos, de cualquiera…. Y a cualquiera le puede pasar. Eso sí, una vez que pasa, ya no hay vuelta atrás para creer que la justicia te va justiciar, para creer que la policía te va a proteger. Ya no hay vuelta atrás, ya hay uno más que se suma al gran montón de perejiles que día a día un CAP o un móvil lo chupa de las calles de la ciudad. Ya es uno más el que ilegitima a la fuerza policial y que alza la bandera en contra del abuso y la impunidad.
Muchas personas más, tienen su relato que contar…
Ramiro David Cháves es periodista de Radio La Ronda.
http://www.argenpress.info/
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