lunes, 22 de octubre de 2012

¿De dónde salió la Marcha Patriótica?




De dónde salió la Marcha Patriótrica?

La recién creada Marcha Patriótica podría ser la pista de aterrizaje político de las Farc. Su rol en medio del diálogo de paz es trascendental y un desafío a la tolerancia de las élites políticas.




“¿A usted qué le indigna?”, era la frase que repetían sus carteles hace dos semanas. En las calles de las principales ciudades y también de pueblos del Huila, Caquetá, Norte de Santander y otros departamentos, salieron estudiantes y campesinos a protestar. Eran los integrantes de un naciente movimiento que emergió en abril pasado y cogió por sorpresa al establecimiento político: la Marcha Patriótica. Sus consignas buscaban aclimatar la instalación de la mesa de diálogo entre el gobierno y las Farc y pedían participación activa de la sociedad civil organizada en el proceso.
Si bien los decenas de miles de marchantes emularon los eslóganes de los movimientos de indignados de otras partes del mundo, las reivindicaciones que hicieron solo pueden existir en un país como Colombia. De hecho, la iniciativa surgió de cerca de 2.000 organizaciones sociales que coinciden en el propósito de buscar una “solución negociada al conflicto social y armado”.
La idea de crear este movimiento social y político nació en 2007 tras los encuentros de ‘Colombianos y Colombianas por la paz’, organización que lidera Piedad Córdoba, con grupos estudiantiles y campesinos. Desde entonces, las banderas de estos dos sectores sociales son las que ondean con más fuerza y dan cuenta de la base de militantes. A ese variopinto conjunto de reclamos se suman los indígenas, sindicalistas, feministas, entre otros. En 2010, en medio de las fiestas del bicentenario, la Marcha Patriótica se estrenó con una manifestación en la que proclamó “una segunda y definitiva independencia”.
Pero su entrada contundente en el escenario político fue en abril pasado cuando el movimiento se tomó varias ciudades y la Plaza de Bolívar de Bogotá. Las cifras de los participantes en ese entonces variaron entre 30.000 y 60.000 personas. Hace dos semanas aprovecharon el anuncio de que arrancarían los diálogos para impulsar movilizaciones en 25 departamentos. Según sus cuentas, difíciles de verificar y seguramente infladas, marcharon en las capitales y varios municipios de arraigo campesino cerca de 300.000 personas.
El principal objetivo de estas recientes marchas era enviar el mensaje de que la paz solo es duradera si se resuelven problemas como la educación, la salud y las condiciones laborales, entre otros. “La mesa está coja. Hay todo un país que no está representado”, explica David Flórez, uno de los voceros de la Marcha. En su criterio, las comunidades agrarias y los movimientos sociales que son las principales víctimas del conflicto armado deberían estar en la mesa. Ese reclamo riñe con el diseño que el gobierno y las Farc aprobaron para las conversaciones en La Habana así como con la agenda de cinco puntos específicos.
Pero los líderes de la Marcha Patriótica consideran que la paz solo puede ser el resultado de resolver problemas estructurales del país como la distribución de la riqueza, el modelo de explotación de los recursos mineros y la efectiva protección de los derechos sociales. “La violencia armada es una consecuencia, no es la causa de las injusticias”, agrega Flórez. Esa tesis coincide con el reclamo que hizo Iván Márquez a nombre del Secretariado de la Farc en Oslo cuando afirmó “no somos causa, sino respuesta a la violencia del Estado”. Si bien es cierto que la agenda social debe hacer parte de los diálogos en algún momento, la propuesta es tempranera y podría alterar el curso de las negociaciones.
La pregunta que analistas y actores políticos se hacen es si la Marcha Patriótica hace parte de una estrategia de las Farc para sumar fuerzas en medio del diálogo con el gobierno, o si es un movimiento alternativo con coincidencias ideológicas y geográficas con la guerrilla que podría servir de futura plataforma electoral. Aunque los voceros hasta ahora han dicho que no han discutido en profundidad ese evento, han dejado claro que la puerta no está cerrada.
Pero en las aspiraciones de la Marcha también está conquistar, además de los sectores más olvidados del país, otros sectores de izquierda. La Marcha busca aglutinar las fuerzas minoritarias de ese espectro político en un frente unido popular. A diferencia del Polo Democrático que surgió del entronque de movimientos y partidos con representación política, la Marcha pone el foco en las organizaciones sociales sin filiación partidista. Es decir, un Polo sin parlamentarios.
Aunque no se puede afirmar que tenga un vínculo orgánico con las Farc, la mayor parte de su base social proviene de las comunidades rurales donde tradicionalmente la insurgencia ha tenido influencia. Sin embargo, también integran la Marcha organizaciones campesinas oriundas de regiones donde no hay presencia guerrillera o donde todavía actúan estructuras paramilitares.
El nombre de la Marcha evoca a la extinta Unión Patriótica (UP). De ahí que varias voces hayan expresado temor por su suerte. No hay que olvidar que los líderes de la UP fueron víctimas de una campaña de exterminio selectivo. No obstante, este partido se originó en las Farc, en medio de un diálogo con el entonces presidente Belisario Betancur, e hizo parte de la estrategia insurgente conocida como “la combinación de las formas de lucha”, que reivindicaba el derecho de la gente a alzarse en armas y al mismo tiempo a participar en política.
La actual Marcha Patriótica, por su parte, tiene origen en una gama amplia y diversa de organizaciones. Pero no solo su origen la hace distinta, sino también el momento. Emerge en un escenario distinto al bipartidista, en el que los espacios para la participación política y para hacer efectivos los reclamos ciudadanos estaban cerrados para los grupos de izquierda. Para la muestra un ejemplo: en la última década tres candidatos de izquierda han ganado las elecciones en Bogotá de manera consecutiva, mientras que en su momento la UP solo logró un poco menos del 5 por ciento de las votaciones.
A pesar de que es impensable que una violencia sistemática contra un movimiento político se repita –y que sería intolerable ante la comunidad internacional–, en todo caso, el gobierno tiene la responsabilidad de proteger a sus integrantes. Las Farc, por su lado, no deben arrogarse los movimientos que han luchado por sus mismas causas pero dentro de la civilidad.
Para comienzos de diciembre, la Marcha tiene programado un seminario internacional por la paz en el que se discutirán cómo fueron los procesos de paz en Centroamérica y en Irlanda. También implementan una estrategia de constituyentes regionales (cabildos) con la que buscan construir las propuestas desde la gente para participar en los talleres regionales convocados por las comisiones de paz del Congreso y tratar de hacerse oír en la mesa. ¿De dónde sale la plata? Flórez explica que cada organización, según el número de afiliados, debe aportar un dinero para las actividades nacionales. Dice que las organizaciones se han comprometido con la venta de bonos para rifar una casa (con lo que aspiran a conseguir 400 millones de pesos).
En un momento en que la izquierda está más fragmentada que nunca, la Marcha Patriótica constituye una medida de aceite al establecimiento. Su sintonía con algunas banderas de las Farc la convierte en un actor clave en el proceso de paz y su destino está ligado a lo que ocurra en La Habana en los próximos meses. De hecho, uno de los puntos que están sobre la mesa de diálogo es el de la participación política. Al respecto, la Marcha también tiene su propia lectura: no solo se trata de discutir la posibilidad de que las Farc tengan curules, sino las garantías para que los movimientos sociales se expresen.
Mientras los diálogos de paz avanzan, queda una pregunta urgente por resolver: ¿Qué tolerancia tendría ese establecimiento con una agrupación radical que acoja por ejemplo a unas Farc desarmadas para hacer política? De su respuesta también depende el futuro de la paz./Semana.com
Vea la entrevista a David Flórez, vocero de Marcha Patriótica aquí.



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