Con bombos y estribillos de izquierda, gendarmes y prefectos, permanecen en las calles hace tres días
Por Nechi Dorado, ANNCOL
Los argentinos estamos
viviendo momentos de extrema tensión. Hace tres días están movilizados
gendarmes y prefectos con el acompañamiento de fuerzas policiales y sectores de
las Fuerzas Armadas, lo cual no es poca cosa aunque haya quienes pretenden
minimizarlo.
Esgrimen el discurso de reclamo salarial que sería muy justo
si fuera eso lo que están manifestando y si sus reglamentos internos avalaran
la posibilidad de reclamo de esas fuerzas, cosa que sabemos no es así.
Todos estos“trabajadores de la represión”, claramente
formados para ello, que esgrimen cuestiones salariales mientras mantienen a la
población en vilo, gozan de su fuerza y constancia y del acompañamiento de la
oposición más conservadora y nostálgica de épocas terribles que deseamos no se
reediten.
Tienen, además, el apoyo
innegable de los medios que están permanentemente “informando”del desarrollo de
los hechos y avalando sin disimulo la movida.
Creo que en este momento hay que tener en cuenta la fuerte
movilización de “caceroleros”, hace poco tiempo, que lanzó a las calles a mucha
gente, en su mayoría de la clase media argentina. Y que no fue espontánea como
intentaron hacerlo creer sino un eslabón de esta cadena de desastre anunciado y
no escuchado y no atenido.
De la misma manera que no parece serlo la “uniformada”, ya
que fue promocionada en los sectores más “derechos”como Tiempo Militar. La
pregunta que corresponde, en estos momentos y alguien debería aclarar es cómo
pudo pasar desapercibida hasta que fue concretada.
Desde el gobierno han cambiado la cúpula de gendarmería y
prefectura, así como se cumplió con uno de los puntos en litigio, pero ello no
desmovilizó a nadie sino todo lo contrario, con el correr de las horas los
reclamos se agudizan. Incluso anoche llegaron fuerzas desde el interior del
país y aseguran que llegarán más, aunque en las provincias también hay
movilizaciones en el mismo sentido. Todas uniformadas no casualmente.
Hay que prestar mucha atención al desarrollo de los sucesos
y sobre todo REPUDIAR ésta, que a todas luces demuestra ser una intentona
golpista, aunque la maquillen para ocultar su verdadero rostro. Ya vimos lo que
ha causado este tipo de acciones en países hermanos y como han desmoronado
gobiernos democráticos, Honduras y Paraguay. Así como lo han intentado sin
éxito en Bolivia, Ecuador y República Bolivariana de Venezuela (por ser estos
gobiernos posicionados firmemente en un sentido que no admite ninguna duda).
Lo por demás sugestivo, en estos momentos convulsos, es que
nadie de la sociedad sale a protestar por el corte de avenidas que está
realizando esta gente, a diferencia de cuando movilizan sectores populares que
reclaman nada más ni nada menos que trabajo digno, no precarización, salud,
educación, pan.
En Argentina de hoy, hay
movilizados milicos con bombos y consignas de izquierda, causa gracia
escucharlos cantar “la fuerza unida jamás será vencida”.
Obviamente no son reprimidos lo cual indica que gozan de más
suerte que los otros trabajadores.
Evidentemente no hay claridad como para poder hacer un
análisis firme de todo este desastre, todo parece sumergido en pozo de
borrajas, tampoco hay respuesta desde sectores del poder y eso llama la
atención -al menos de quien escribe esta nota-
Prefectos y gendarmes apuntan al martes próximo –no
casualmente después del feriado largo que se avecina- como día de definición a los
ofrecimientos en medio de sus negociaciones, transgrediendo sus propios
reglamentos internos mientras uno de los puntos de su reclamo es el que tiene
que ver con “no castigo por esa transgresión” que implica directamente
insubordinación al poder constitucional.
El hambre que dicen pasar puede convertirse en una escusa
perfecta para un avance desafortunado, en un país donde se instaló una consigna
que hoy parece temblequear y esperamos que no se derrumbe: NUNCA MÁS.
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