martes, 2 de abril de 2013

Las Malvinas y la esperanza. Los nuestramericanos




Por Roberto Deibe (investigador del Departamento de historia del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”).

De la mañana a la noche, / de la noche a la mañana, / en grandes olas azules
y encajes de espuma blanca, / te va llegando el saludo / permanente de la Patria.

Se cumplen 31 años de la denominada Guerra de Malvinas. Un nuevo aniversario donde el reclamo de soberanía está presente, no solo urgente, sino también en el tapete del tablero político internacional. Por un lado la prepotencia imperialista de Gran Bretaña, por el otro las gestiones diplomáticas y políticas del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Dos caras de una misma moneda: el anacronismo de un sistema colonial.

Malvinas es una cuestión que trascendió las fronteras de la Argentina para hacerse una causa de Nuestra América gracias a la solidaridad ejercida por los presidentes de la región avanzando hacia la integración latinoamericana. Frente a ello vemos como el Reino Unido eleva su apuesta bélica enviando buques de guerra y provocando con un supuesto referéndum de los kelpers. Pero no están solos. Están acompañados por actores y actrices políticos, dentro y fuera de la Argentina, que avalan la usurpación ilegal e ilegítima. Como la vergonzosa actitud cipaya demostrada por quienes se dicen argentinos. Ejemplo de ello es Beatriz Sarlo quien fuera enviada por el diario La Nación para hacer una “cobertura periodística” del citado referéndum.

Ay, hermanita perdida./ Hermanita, vuelve a casa.
Amarillentos papeles / te pintan con otra laya.
Pero son veinte millones / que te llamamos: hermana …

Sin embargo la Historia los pone en el panteón de los que entregaron la patria, no en el lugar de los que lucharon y resistieron la usurpación extranjera. La Historia va más allá de la guerra de 1982, ya que las islas Malvinas han tenido una presencia desde tiempos previos a la revolución de mayo de 1810. Dichas islas han tenido una presencia importante para los funcionarios españoles del virreinato como se puede deducir al leer la sentencia a los rebeldes del levantamiento de La Paz en 1809 liderado por el patriota Pedro Murillo. Dicho texto, hoy reproducido en bronce en la plaza principal de La Paz, se puede leer como condena el destierro de algunos rebeldes a las Islas Malvinas.

Luego vendrán las invasiones inglesas en 1832 que da inicio a una etapa de disputas por la soberanía sobre las islas. Pero los ingleses no fueron los primeros en usurparlas. Previamente, el barco de guerra norteamericana “USS Lexington” llegó al Puerto Soledad saqueando y destruyendo el pueblo que se constituyó bajo el gobierno argentino de Luis Vernet. Los pobladores fueron apresados y conducidos ilegalmente hacia Montevideo. Un año después llegaron los ingleses a usurparla pero se encontró con la resistencia heroica de un grupo de 8 gauchos liderado por el Gaucho Rivero, aquél personaje que hoy se lo recuerda pero que la Academia aún resiste reconocerle su patriotismo e importancia en nuestra historia.

Sobre las aguas australes / planean gaviotas blancas.
Dura piedra enternecida / por la sagrada esperanza.

Las Malvinas, a 31 años de la guerra y 180 años de la sublevación gaucha de Rivero, despierta la esperanza de haber encontrado un rumbo donde la justicia y la razón va a prevalecer por sobre la soberbia usurpadora de Inglaterra. Esta esperanza es la que despertó a los pueblos de Nuestra América después de más de 500 años de colonialismo, es la que los argentinos y argentinas podamos decir que tenemos identidad y patria a pesar de quienes pretenden que dejemos en paz “a los isleños que tienen muchas más posibilidades que nosotros de llegar a ser un país en serio” (dixit de la periodista Silvina Walger).

Malvinas, tierra cautiva, / de un rubio tiempo pirata. / Patagonia te suspira. / Toda la Pampa te llama. / Seguirán las mil banderas / del mar, azules y blancas, / pero queremos ver una / sobre tus piedras, clavada. /Para llenarte de criollos. / Para curtirte la cara / hasta que logres el gesto tradicional de la Patria.

La hermanita perdida (Atahualpa Yupanqui)



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