Por
Jean-Guy Allard
En
las horas previas a las elecciones de este domingo, las fuerzas opositoras al
chavismo intentan ensayar todo tipo de medidas para desestabilizar el país,
buscado lo que han buscado siempre, apropiarse de los recursos del país, para
gozar de los privilegios que, en perjuicio del pueblo venezolano, disfrutaron
durante decenios, o mejor dicho, centenios.
La
oposición venezolana se encuentra realizando una intensa campaña dirigida a
restarle credibilidad a los resultados electorales, donde es evidente una clara
victoria de las fuerzas bolivarianas. Su pretensión es restarle autoridad al
Consejo Nacional Electoral, para declarar fraudulentas las elecciones y generar
un clima de desestabilización y crisis en el país, que les permita después,
crear las condiciones para solicitar una intervención de esas llamadas
humanitarias, por parte de la OEA u otras fuerzas, o simplemente, dar un golpe
de Estado.
Un
personaje siniestro que ha aparecido en la escena, muy vinculado a esta posible
acción, es el diputado boliviano de derecha, Adrián Esteban Oliva, uno de los
“líderes” de la macabra Alianza Parlamentaria Democrática para América Latina
ADPA.
Junto
a él, en estrecha alianza, trabaja la diputada opositora venezolana María
Corina Machado y ambos, pretenden con la ADPA como bandera, sumar a sus
pretensiones a todos los parlamentarios de ultraderecha de América Latina y
fraguar un golpe mortal a la Revolución del inmortal Comandante Hugo Chávez.
La
punta de esta madeja, comienza el pasado 8 de abril, cuando ambos personajes,
Adrián y Corina, presentaron ante el Consejo Nacional Electoral de Venezuela
una carta exigiendo respetar los resultados electorales. Acción claramente
dirigida a sembrar la matriz de opinión, que les permita posteriormente a este
domingo 14 a
la oposición venezolana cantar fraude, desconocer los resultados, imputar la
legitimidad constitucional del presidente Maduro, ignorar las estructuras de
gobierno venezolanas, fomentar el caos, provocar la violencia interna y
desestabilizar a Venezuela.
Es
significativo que María Corina se encuentre en estos momentos en la ciudad de
Rosario, Argentina, participando del evento convocado por la Fundación Libertad
y a donde han acudido los más destacados pensadores neoliberales
norteamericanos, ultraderechistas de las FAES, liderados con nada menos que
José María Aznar. Todos, como es lógico, con apoyo de la CIA, que tiene allí a
uno de sus más legítimos representantes: el tristemente señor Carlos Alberto
Montaner, que viaja acompañado de su aprendiz, Adrián Oliva.
Oliva,
que pertenece al partido Convergencia Nacional (Bolivia), y preside la ADPA,
también es miembro de la ONG “Uno América”, organización de corte fascista que
organiza, apoya y abriga a terroristas en nuestra región de América Latina. Es
precisamente la ADPA, una organización creada por “Uno América” para
desestabilizar, a través de métodos de guerra sucia, según los manuales de la
CIA, los procesos democráticos y revolucionarios en América Latina.
Oliva
esconde, que fue viceministro del Interior del gobierno boliviano de Sánchez
Lozada, y un destacado actor o partícipe de los hechos de “octubre negro” del
2003, donde fueron masacradas 67 personas y 470 resultaron heridas. También ha
participado activamente en los intentos golpistas y atentados físicos contra
Evo Morales.
La
ADPA que él dirige, es una sucursal de la CIA en la región y recibe financiamiento
de la National Endowerment for Democracy (NED), que se dedica a financiarlo
para sus proyectos, viajes y eventos donde él participa. También Oliva, con su
ADPA, ha financiado y asesorado y financiado la campaña de Capriles, en claro
mandato de sus amos del norte.
Es
menester detener estas intenciones de desestabilizar al proceso electoral y a
Venezuela misma, con unas consecuencias que pueden llegar a ser aterradoras.
En
Venezuela se juega el futuro inmediato de todo el continente, de toda Nuestra
América.
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