Elecciones en Venezuela, mal que le pese a la derecha... |
Jorge Capelán, RLP/TcS.
El presidente Nicolás Maduro y el partido PSUV cumplieron. Lograron mantener el poder luego de la desaparición física de un dirigente de la talla y la proyección histórica del Comandante Hugo Chávez Frías, lo que no es poco. Es una victoria trascendental, no sólo para el pueblo venezolano, sino para los pueblos de Nuestra América y de todo el mundo.
Sin embargo, con la apretada victoria de la revolución por poco más de 200 mil votos, se abre otro período de intensa lucha en todos los frentes, con una oposición fascista envalentonada y apoyada por el imperialismo y las multinacionales.
En términos generales, Capriles ganó lo que Maduro/PSUV perdió.
En las elecciones de domingo, la Revolución perdió 4.41% de los electores comparados a las elecciones del 7 de octubre de 2012. Al mismo tiempo, Capriles ayer ganó 4.71% con respecto a las últimas elecciones presidenciales. En términos de votos, esto significa una pérdida de unos 685.000 votos para Maduro/PSUV y una ganancia de unos 679.000 votos para el candidato del Imperio. La diferencia entre ambos ayer fue de 234.935 votos.
La participación electoral en las elecciones de ayer fue alta (79%) aunque marginalmente más baja (0.56%) que en las elecciones del 7 de octubre. Esto último es algo paradójico, dado que una gran mayoría de los electores venezolanos veía las elecciones del domingo como aún más importantes que las anteriores. O sea que Maduro/PSUV perdió votos a Capriles más algunos votos de gente antes había votado por la Revolución pero esta vez no fue a votar.
En realidad, el pueblo venezolano lleva más de un año en una campaña permanente marcada por una serie de episodios: La campaña electoral del 7 de octubre; la recaída de Chávez; las elecciones regionales; el fallecimiento del Comandante y, por último, las elecciones de ayer domingo.
Las elecciones de ayer fueron precedidas de meses de una agresiva campaña en todos los frentes, desde el mediático hasta el político, económico y militar. Se produjo especulación a gran escala, guerra financiera, sabotajes a la red eléctrica, introducción al país de comandos terroristas, en fin, un cuadro general de desestabilización muy profundo que trató de sacar partido de la enfermedad y de la agonía del Comandante Chávez. Todo esto tuvo lugar enmarcado por una agresiva guerra mediática dentro y fuera de Venezuela. Todo eso benefició, sobra decirlo, a Capriles.
La gente que en octubre votó por Chávez y ayer lo hizo por el candidato del Imperio estuvo a punto de inclinar decisivamente el fiel de la balanza hacia el lado de la contrarrevolución. Lo más probable es que esa gente no cree que la Revolución va a sobrevivir sin Chávez. Obviamente, si al momento de votar creían que una victoria de Capriles traería al país algún tipo de estabilidad, estaban cometiendo un gravísimo error.
La Revolución logró mantener el poder, pero falló a la hora de hacer entender a una mayoría contundente del pueblo venezolano el carácter verdaderamente fascista de Capriles Radonski y de la derecha.
El frente ideológico es fundamental en todo proceso revolucionario, y lo es aún más en un país en el que 80% de los medios son privados y mayoritariamente contrarrevolucionarios. Todavía queda mucho por hacer en ese frente.
El presidente Nicolás Maduro y el partido PSUV cumplieron. Lograron mantener el poder luego de la desaparición física de un dirigente de la talla y la proyección histórica del Comandante Hugo Chávez Frías, lo que no es poco. Es una victoria trascendental, no sólo para el pueblo venezolano, sino para los pueblos de Nuestra América y de todo el mundo.
Sin embargo, con la apretada victoria de la revolución por poco más de 200 mil votos, se abre otro período de intensa lucha en todos los frentes, con una oposición fascista envalentonada y apoyada por el imperialismo y las multinacionales.
En términos generales, Capriles ganó lo que Maduro/PSUV perdió.
En las elecciones de domingo, la Revolución perdió 4.41% de los electores comparados a las elecciones del 7 de octubre de 2012. Al mismo tiempo, Capriles ayer ganó 4.71% con respecto a las últimas elecciones presidenciales. En términos de votos, esto significa una pérdida de unos 685.000 votos para Maduro/PSUV y una ganancia de unos 679.000 votos para el candidato del Imperio. La diferencia entre ambos ayer fue de 234.935 votos.
La participación electoral en las elecciones de ayer fue alta (79%) aunque marginalmente más baja (0.56%) que en las elecciones del 7 de octubre. Esto último es algo paradójico, dado que una gran mayoría de los electores venezolanos veía las elecciones del domingo como aún más importantes que las anteriores. O sea que Maduro/PSUV perdió votos a Capriles más algunos votos de gente antes había votado por la Revolución pero esta vez no fue a votar.
En realidad, el pueblo venezolano lleva más de un año en una campaña permanente marcada por una serie de episodios: La campaña electoral del 7 de octubre; la recaída de Chávez; las elecciones regionales; el fallecimiento del Comandante y, por último, las elecciones de ayer domingo.
Las elecciones de ayer fueron precedidas de meses de una agresiva campaña en todos los frentes, desde el mediático hasta el político, económico y militar. Se produjo especulación a gran escala, guerra financiera, sabotajes a la red eléctrica, introducción al país de comandos terroristas, en fin, un cuadro general de desestabilización muy profundo que trató de sacar partido de la enfermedad y de la agonía del Comandante Chávez. Todo esto tuvo lugar enmarcado por una agresiva guerra mediática dentro y fuera de Venezuela. Todo eso benefició, sobra decirlo, a Capriles.
La gente que en octubre votó por Chávez y ayer lo hizo por el candidato del Imperio estuvo a punto de inclinar decisivamente el fiel de la balanza hacia el lado de la contrarrevolución. Lo más probable es que esa gente no cree que la Revolución va a sobrevivir sin Chávez. Obviamente, si al momento de votar creían que una victoria de Capriles traería al país algún tipo de estabilidad, estaban cometiendo un gravísimo error.
La Revolución logró mantener el poder, pero falló a la hora de hacer entender a una mayoría contundente del pueblo venezolano el carácter verdaderamente fascista de Capriles Radonski y de la derecha.
El frente ideológico es fundamental en todo proceso revolucionario, y lo es aún más en un país en el que 80% de los medios son privados y mayoritariamente contrarrevolucionarios. Todavía queda mucho por hacer en ese frente.
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Publicado por Jorge Capelán para Comentarios e Información desde Nicaragua el 4/15/2013 08:46:00 a.m.
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