¿Así se defiende la salud pública? |
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Jesús Dávila
(NCM)
– Los enfoques salubristas de la política pública del nuevo gobierno
autonomista se han topado inesperadamente con un escollo por el descubrimiento
de un arsenal de armas y otros pertrechos en el propio Departamento de Salud,
que de manera irregular ha montado un cuerpo particular de policía con
funciones encubiertas y acceso a información confidencial.
La
ya controversial “Oficina de Investigaciones” –que cuenta con una división de
inteligencia, agentes armados y acuerdos con agencias estadounidenses de ley y
orden como la de control de drogas (DEA)- plantea además nuevos problemas sobre
el papel de Puerto Rico en la política de Estados Unidos para la región cuando
apenas faltan días para que el tema de la condición colonial de esta pequeña
nación pueda plantearse en la reunión de Comunidad de Estados de Latinoamérica
y el Caribe (CELAC).
“Esa
oficina no está en ninguno de los escenarios”, dijo el Secretario de Asuntos
Públicos, Jorge Colberg, al explicar que en los enfoques salubristas del nuevo
gobernador Alejandro García Padilla no se incluyen operaciones como la referida
y advirtió que la pasada administración anexionista no le puede imponer sus
agendas al gobierno luego del cambio de mando. Enterado de la información
obtenida por NCM Noticias sobre las operaciones de esa oficina, Colberg indicó
además que estaba requiriendo del Departamento de Salud un informe detallado en
el que se explique lo relativo a la existencia del organismo, su fin público,
el dinero que se gastó, la compra de las armas y “para qué propósito”.
Todo
comenzó con un empleado menor que se sorprendió al supuestamente encontrar una
pistola en una gaveta del escritorio de un funcionario de alto rango que ya
había renunciado a su cargo. Al poco tiempo, se regó el rumor de que esa
pistola olvidada formaba parte de un arsenal desparecido que incluía pistolas
GLOCK de nueve milímetros.
Unas
cosas llevaron a otras y fue surgiendo la historia, más parecida a los relatos
de intrigas que gustan leer los aficionados al espionaje.
Los antecedentes de la OI, que parece un calco
apresurado de una agencia similar del Departamento de Salud y Servicios Humanos
de EEUU, se pueden trazar por lo menos al año
2010, cuando la Legislatura refirió al Departamento de Justicia el
expediente de un fraude en el Centro Cardiovascular del Caribe. En esa ocasión,
entre los funcionarios implicados estaba el jefe de auditoría del Departamento
de Salud de Puerto Rico, Jesús Hernández, a quien se le imputaba haber
escondido evidencia del caso.
A
principios de 2011, el entonces secretario de Salud, Lorenzo González,
transfirió los encargados de la custodia de drogas y narcóticos de la
Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción a una nueva
“oficina de investigaciones” que había creado. Los auditores fueron
transferidos a esa oficina, bajo el mando de un funcionario identificado
también como Jesús Hernández.
Poco
después fue presentado en la Cámara de Representantes un proyecto de ley para
crear oficialmente la OI con amplios poderes policiales, pero la medida fue
retirada por su propio autor en agosto de 2011 luego de las advertencias del
Departamento de Justicia de que podría ser inconstitucional y que usurpaba
poderes y funciones de los organismos policiales y de justicia criminal del
Estado. Aún así, la OI obtuvo presupuesto y continuó sus operaciones como si
nada con el saldo de más de media docena de operativos en distintos pueblos del
país, alguno de los cuales fue motivo de reprimenda judicial.
De
acuerdo a los testigos y documentos obtenidos, durante la primera mitad de 2011
se compró decenas de armas de fuego –pistolas y armas largas- así como esposas,
chalecos contra balas y grandes cantidades de municiones- y se adquirió un
local, ubicado cerca de la zona bancaria y de las principales oficinas de ley y
orden del gobierno federal de EEUU. En el plan de trabajo del Departamento de
Salud, en el verano de 2012, se consigna que se trabaja en la remodelación del
edificio y que se espera realizar la obra entre el mismo año 2012 y el año
2013, además de que se espera tener reuniones con las agencias federales de ley
y orden para coordinar trabajos. Además se indica que se contrató asesores
“externos” para preparar los lineamientos y la normativa del organismo.
La
OI, mientras tanto, mantenía un perfil bajo, pero la discreción no fue
suficiente para evitar que uno de los coautores de aquel proyecto de ley que
fue retirado presentara ahora una resolución para investigar por qué esa
controvertida oficina seguía operando.
Tras
los comicios generales de noviembre de 2012, en los que los anexionistas
perdieron el Ejecutivo y las cámaras legislativas, el saliente secretario
González firmó la orden administrativa 296 para oficializar la creación de la
OI. En dicha orden, otorgó por su cuenta poderes para hacer investigaciones
criminales, operaciones encubiertas, acceso a información confidencial,
ejecutar arrestos y allanamientos, entender en casos de sabotajes a
instalaciones de salud pública, investigar funcionarios y contratistas y
encargarse de la protección y escolta del Secretario de Salud, entre otras
funciones.
En
el informe de logros del Plan Estratégico 2011-2012, en diciembre del año
pasado, se informa sobre el plan para crear otra vez la OI mediante un nuevo
proyecto de ley, para lo cual se hacía el trabajo legal en el Palacio de Santa
Catalina, sede de la gobernación. A pesar de que se trataba desde noviembre de
un gobierno saliente, el informe dice que el proyecto de ley quedará radicado
en la Legislatura en enero del presente año de 2013.
Pero,
sobre todo, ese informe de diciembre pasado, indica que ya se lograron acuerdos
de cooperación con la DEA y otras agencias policiales federales de EEUU.
Mientras
tanto, varias fuentes gubernamentales indican que los “agentes” de la OI están
sin jefe, sin tarea, sin saber qué pasará y que las armas están guardadas en
una bóveda de seguridad.
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