viernes, 31 de mayo de 2013

El imperio contraataca. Por Tony López Rodríguez



Las armoniosas relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia  han sufrido un golpe bajo como consecuencia del recibimiento que ofreció el presidente Juan Manuel Santos Calderón, al opositor venezolano Henrique Capriles Radonski,  en el Palacio de Nariño, el cuestionado ex candidato presidencial Capriles máximo responsable de los disturbios sucedidos el 15 de abril pasado al no aceptar su derrota electoral, y autor intelectual de la muerte de 11 ciudadanos venezolanos chavistas y seguidores del elegido presidente Nicolás Maduro.

La lógica reacción del gobierno venezolano ante tanta afrenta era de esperarse, el tema no radica en cuestionar el derecho que tiene cada Estado o Gobierno de recibir en su territorio a cualquier persona sea esta o no un opositor político, el grave error político y diplomático, es recibir a un individuo que desde una “supuesta oposición democrática” lidera una acción desestabilizadora contra un gobierno democráticamente elegido,  que ha provocado muertes, decenas de heridos, cuantiosas perdidas materiales y diariamente llama a la desobediencia civil y a la violencia. Es una bofetada al pueblo venezolano y a los deudos que aún lloran a sus muertos, no se trata de que “Venezuela desarrolle una política diplomática de micrófono” como lo comentó la canciller María Ángela Holguín. Lo que sí no se puede es jugar con los sentimientos de un pueblo.

Es realmente sospechoso que el presidente Santos teniendo de primera mano información sobre la conducta terrorista de Capriles Randonski y las consecuencia nefastas que este recibimiento provocaría en las relaciones con el país vecino haya dado este paso. No se puede apoyar a un individuo que incita a la guerra y conspira contra la paz en su país, teniendo en cuenta que precisamente es el actual gobierno de Venezuela el que ha venido apoyando y apoya firmemente la paz en Colombia. ¿Qué se esconde con esa conducta?.

El presidente neogranadino conoce muy bien que su encuentro, especialmente, con este líder del neofascismo venezolano, puede provocar una crítica situación en las conversaciones de Paz que se desarrollan en La Habana. De hecho ya hay repercusiones al ser convocado el prestigioso embajador venezolano Roy Chardeston por su gobierno, para revisar el papel de acompañante que Venezuela viene realizando junto con Chile y los países garantes en dichas conversaciones por la Paz en Colombia.

Esperemos que el buen juicio lleve a todos los actores de este desagradable incidente a tomar una decisión que no perjudique el paso positivo que llevan estos diálogos de paz en La Habana según el propio presidente Juan Manuel Santos, una decisión apresurada podría provocar el aborto de las conversaciones de paz y un golpe muy serio a la integración latinoamericana.  

Colombia que durante el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, había perdido peso y prestigio en la región, por su conducta agresiva, guerrerista, divisionista y de subordinación en sus relaciones carnales con Estados Unidos, venia recuperando su prestigio por el cambio de actitud del presidente Santos hacia sus vecinos y en el concierto de naciones latinoamericanas y caribeñas, llegó a influir tanto su positiva actitud que hasta las siete o más bases militares norteamericanas asentadas en territorio colombiano fueron olvidadas, pero allí están. Ahora con esta acción eminentemente política, pone en duda su actuación de buen vecino al recibir a un verdadero líder de la violencia y del terrorismo en su país, calificativo de la cual nadie duda porque son publicas y existen antecedentes documentados como el ataque que encabezó junto con una horda de facinerosos a la embajada de Cuba en abril del 2002 durante el fallido Golpe de Estado en Venezuela.

El gobierno y el presidente Santos debían colocar en la balanza de la justicia cual ha sido el papel de Venezuela en estos años de gobierno chavista. No hubo un mandatario en la región más generoso con Colombia que el comandante Hugo Rafael Chávez Frías, siempre puso su gobierno a favor de la Paz en Colombia, siempre bregó por mantener buenas relaciones con sus vecinos y especialmente con el pueblo y gobierno venezolanos, siempre procuró mantener buenas relaciones en todos los órdenes con Colombia, pasó por alto el casi reconocimiento que hizo el gobierno de Andrés Pastrana Arango al golpista Pedro Carmona, en la declaración de apoyo que el 12 de abril hizo la vice ministra de Relaciones Exteriores Clemencia Forero y luego su recibimiento y cobija en Bogotá.

El gesto de Chávez  al detener y luego entregar al gobierno de Uribe Vélez a los 153 paramilitares colombianos que estaban complicados en un complot para asesinarlo y que no fueron juzgados ni sancionados al regresar a su país. Frente a esas acciones de paz y tolerancia del presidente Chávez el gobierno de Uribe aumentaba sus acciones ingerencistas y provocadoras en Venezuela, como lo fue el secuestro en pleno corazón caraqueño del dirigente de las FARC Rodrigo Granda, que provocaron casi la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Cabe recordar el papel del gobernante venezolano en las acciones por el retorno al seno de su familia y la libertad de los retenidos por las FARC. Frente a esas acciones el gobierno de Uribe lo minimizaba o de algún modo trataba de descalificarlo como hizo con el caso del niño Enmanuel, bien sabia el gobierno uribista que el niño no estaba en manos de la guerrilla, procuraban ridiculizar a los hombres y mujeres que como Chávez y Piedad Córdoba buscaban la solución a un tema tan humanitario.

Hoy el mayor enemigo del gobierno bolivariano de Venezuela en Colombia es el ex presidente Álvaro Uribe Vélez y uno de los más firmes aliados de Henrique Capriles y la ultraderecha venezolana, la misma que planificó los golpes de abril y petrolero, la misma que ha perdido olímpicamente en las 17 elecciones democráticas en estos años de chavismo, la misma que grita por democracia que no practica y que nunca practicó durante la IV República.

Lo que resulta extraño es que el inquilino de la Casa de Nariño conociendo perfectamente que Álvaro Uribe Vélez conspira contra el proceso de paz que él como Jefe de Estado ha sido precursor, reciba al aliado más importante de su adversario político. Uribe es además su más firme opositor y detractor en las aspiraciones reeleccionista que Santos ha insinuado podría definir en el mes de noviembre.

Este recibimiento de Capriles Radonski está muy relacionado con otros objetivos estratégicos de la política estadounidense de la cuál Santos Calderón no parece ser ajeno y por ello la Conferencia del Pacifico que reúne a México, Colombia, Perú y Chile y donde participaron como invitados España y Costa Rica, reunión cumbre celebrada recientemente en la costa pacifica colombiana, ellos pueden ser los caballos de Troya del imperio para lograr su objetivo de revivir el ALCA y debilitar al MERCOSUR y a UNASUR donde Venezuela juega un papel fundamental en el campo económico y por eso quieren fortalecer a la oposición venezolana y sentar precedentes que deslegitimen al actual gobierno del presidente Maduro.

El otro objetivo estratégico de la Casa Blanca está vinculado a dividir a la región, oponiéndose firmemente a la estrategia integracionista de la CELAC, cuyo avance y consolidación se ha venido apreciando, no sólo en la zona sino en las acciones que en este periodo se ha venido desarrollando con China, India, Rusia y otras naciones  asiáticas y africanas.

La visita del vice-presidente de los Estados Unidos de Norteamérica  Joe Biden  por Suramérica especialmente a Colombia tiene en su carpeta esos objetivos específicos; en Brasil medir fuerza y tantear el terreno y  culminará su gira en una reunión con los líderes de las islas caribeñas en Trinidad y Tobago.  Es curioso que Biden haya iniciado su visita por Colombia país que la semana pasada fuera sede de la Cumbre de los países del Pacifico y casi cuarenta y ocho horas más tarde Capriles visitará Bogota y fuera recibido al más alto nivel.

Mis queridos amigos el imperio contraataca, en política nunca hay casualidad, pasos en falso ni improvisados, todo está debidamente calculado, con un fin y objetivo determinado.

(*) Periodista y analista de temas internacionales.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.