En la foto, tomada 1980, la tumba de Victor Jara tenía un espacio y lugar casi escondido. |
Chile sigue
buscando justicia 39 años después del golpe
Chile reabrió
la herida que 39 años después no termina de sanar. La justicia de ese país
ordenó la detención de ocho exoficiales del Ejército, acusados de ser los
autores y cómplices del asesinato del cantautor Víctor Jara, ocurrido pocos
días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de
1973. Este caso es tal vez uno de los más emblemáticos de la brutalidad del
Gobierno del dictador, que dejó cerca de 3.200 muertos, 30.000 torturados, más
de 1.200 desaparecidos y miles de exiliados, según cifras que manejan organizaciones
de derechos humanos en ese país.
El cantautor
Víctor Jara, quien además era director de teatro, fue detenido el 12 de
septiembre de 1973, junto a centenares de alumnos, trabajadores y profesores en
la Universidad Técnica del Estado (UTE), la actual Universidad de Santiago
(Usach), en la que se desempeñaba como docente. Según datos extraoficiales
La resolución,
emitida este viernes, es de gran importancia, pues durante años la justicia
chilena no había logrado identificar a los autores del asesinato. En su
resolución, el juez Vázquez ordenó la detención como autores del delito de “homicidio
calificado” de los exoficiales Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez,
quien vive actualmente en Estados Unidos, por lo cual se emitió una orden de
captura internacional. Como cómplices, el juez encausó y ordenó la captura de
los exmilitares Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter
Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf. Todos los imputados deberían
ingresar al Batallón de Policía Militar Nº 1, en Santiago.
Según el acta
del juez, Víctor Jara Martínez fue llevado junto a otros prisioneros al Estadio
Chile, habilitado como centro de detención, donde tras ser reconocido por los
militares, fue separado de los demás prisioneros y sometido por varios días a
torturas, entre ellas quemaduras con cigarrillos, simulacros de fusilamientos y
la fractura de sus manos con golpes de culata. Algo que ya había quedado
demostrado en 2009, cuando por orden de un juez sus restos fueron exhumados
para un estudio forense.
Según
documentales publicados por la prensa chilena, los uniformados Barrientos y
Marmonti cuando identificaron a Jara —conocido en el país como el trovador de
la revolución socialista de Salvador Allende—, “lo golpearon una y otra vez en
la cabeza y el cuerpo. Nunca perdió la calma ni en el momento cuando uno de los
oficiales desenfundó la pistola y estuvo a punto de matarlo. Algo, que dicen
quienes sobrevivieron, logró desesperar a los uniformados: “en una de las
golpizas le quebraron las costillas y le reventaron un ojo”.
El héreo y mártir del pueblo chileno, militante comunista. |
El resto de
prisioneros miraban aterrados el exceso de violencia usada contra el autor de
canciones como El cigarrito y Te recuerdo Amanda, que Joan Manuel Serrat,
Joaquin Sabina, Silvio Rodríguez y Víctor Manuel incluyeron en sus conciertos.
Militante comunista, Jara defendió a la Unidad Popular con su guitarra, hizo
canciones de protesta. “Fue hasta que uno de los oficiales se cansó de
golpearlo y ordenó a los soldados que lo pusieran en un pasillo y lo mataran si
se movía”, recuerda uno de los testigos citado en la investigación.
Allí permaneció
varios días hasta que el 16 de septiembre el Estadio Chile fue vaciado de
prisioneros, con excepción de Jara y de Littré Quiroga Carvajal, que fuera director
de la Empresa de Ferrocarriles del Estado durante el gobierno de Allende
(1970-1973). Ambos fueron llevados a un subterráneo del recinto y acribillados
a tiros. Víctor Jara, cuyo nombre lleva actualmente el recinto donde murió
asesinado, recibió 44 impactos de bala y tenía numerosos huesos fracturados,
según determinó el informe de la autopsia que le fue practicada tras el
hallazgo de su cadáver, en la parte posterior de un cementerio situado en el
área sur de Santiago, junto también a los cuerpos de otras tres víctimas. Según
la investigación Barrientos, apodado El Príncipe fue el autor material del
homicidio.
El cadáver de
Víctor Jara fue reconocido en la morgue por su viuda, la bailarina británica
Joan Turner, quien lo identificó entre una fila de cuerpos jóvenes que yacían
en el mesón del lugar. Lo retiró y sepultó en el Cementerio General de
Santiago, en un funeral secreto al que además de ella sólo asistió el conductor
de la carroza fúnebre.
“Luego de
reunir muchos antecedentes, hay un momento en que uno debe poner término a esa
investigación y tratar de avanzar dictando esta resolución”, comentó a
periodistas el juez Vázquez tras anunciar el fallo.
“Nosotros, como
querellante en este juicio, estamos bastante satisfechos con lo que hemos logrado”,
dijo por su parte el abogado de la familia del cantante, Nelson Caucoto.
En la
resolución judicial de este viernes, el juez Vázquez estableció que Jara fue
detenido cuando se encontraba en la Universidad Técnica del Estado, donde
ejercía como profesor, y luego trasladado al Estadio Chile. “El día 16 de
septiembre de 1973 (…) se dio muerte a Víctor Lidio Jara Martínez, hecho que se
produjo a consecuencia de, al menos, 44 impactos de bala, según se precisa en
el respectivo informe de autopsia”, concluye la resolución.
La
investigación judicial se reactivó en 2005, luego de que un soldado que estuvo
en el Estadio Chile reconoció haberle disparado, aunque luego se retractó. Su
versión, no obstante, llevó a la Justicia a ordenar la exhumación de su cuerpo.
En diciembre de ese año, miles de chilenos acompañaron a su viuda, y a sus
hijas Manuela y Amanda, a otorgar al músico el funeral que no tuvo en 1973.
Jara murió en la época más fructífera de su carrera. Estaba a punto de cumplir
41 años.
* Redacción
Internacional | Elespectador.com
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