sábado, 1 de junio de 2013

Evo Morales pulsea con la derecha y USAID pero también con la COB

Presidente de Bolivia, Evo Morales


Por Emilio Marín, Argentina

El final de mayo trajo buenas noticias para Evo Morales, pues salió airoso de la confrontación con la Central Obrera. Antes, bien parado del conflicto con la Usaid estadounidense. Y de yapa, podría ser candidato otra vez.

Mayo pintó muy feo para el presidente boliviano. Había comenzado bien en el terreno político, pues en el Día del Trabajador, cuando desde su asunción en 2006 siempre anunció nacionalizaciones, informó la expulsión de la agencia estadounidense para “ayuda al desarrollo”, la tristemente célebre Usaid.

Acusó que la entidad tenía injerencia en los asuntos internos, por lo general con subvenciones para dirigentes y grupos opositores, a veces con una pantalla “ambientalista”.

El presidente, así como hace casi cuatro años había expulsado al embajador norteamericano en La Paz, Philip Golberg, ahora hizo lo propio con la agencia. “Se va la USAID de Bolivia, es un instrumento que todavía tiene una mentalidad de dominación”, dijo el mandatario a una concentración de trabajadores en la Plaza Murillo, con motivo del 1 de mayo.

El portavoz del Departamento de Estado, Patrick Ventrell, replicó al día siguiente con que Estados Unidos lamentaba esa decisión y rechazaba las acusaciones. Pero el canciller boliviano David Choquehuanca ya había ejecutado las orientaciones presidenciales y la agencia fue despedida sin honores, como tiempo antes le ocurrió a la DEA, supuestamente ocupada de controlar los narcóticos.

La acusación contra la Usaid se había escuchado cuando entidades ambientalistas sabotearon la construcción de una carretera que parcialmente atravesaba el Tipnis, una zona protegida. Muchos pueblos originarios la habían solicitado al gobierno para mejorar su conexión con el resto del país, comercializar sus productos, etc.

Ahora Morales reiteró esos cuestionamientos a la dependencia norteamericana y añadió otra, de financiar y manipular a “algunos líderes sindicales”.

Conflicto con la COB

Si la conexión Usaid-sindicalismo boliviano era real o no, quedará para estudios posteriores. Lo que sí se produjo, cinco días después de aquella expulsión, fue un durísimo conflicto entre el oficialista MAS y gremios, por reclamos de mejores jubilaciones. 



Los mineros, los mejores pagos de los trabajadores, hicieron la punta, seguidos por otros sectores fabriles y los maestros. Todos, representados por la Confederación Obrera Boliviana, se lanzaron a un paro por tiempo indefinido a partir del 6 de mayo.

El pliego de la protesta fue que las jubilaciones de los mineros sean del 100 por ciento de sus salarios como activos, llevando la jubilación a 8.000 bolivianos (un dólar-6.9 bs.). Para el resto de los asalariados se urgía un retiro de 5.000 bolivianos.

Con esas reivindicaciones y ante la primera negativa del gobierno, el secretario ejecutivo de la central obrera, Juan Carlos Murillo, puso en marcha el paro por tiempo indeterminado.

Los mineros de Huanuni, de una mina estatizada, cortaron rutas e incluso volaron con dinamita un puente en Caihuasi, en la carretera La Paz-Oruro. Miles de huelguistas manifestaron en la capital durante varios días, haciendo detonar pequeños cartuchos (“cachorros”) de dinamita, creando un ambiente de temor en la población. Hubo varios enfrentamientos de manifestantes y policías, por lo que al momento de la negociación final, el 22 de mayo, había todavía 29 detenidos que fueron liberados. Eran mineros presos por la voladura en Caihuasi y otros maestros rurales de la Ventilla y La Apacheta.

Evo dice

Evo Morales lo explicó en varias oportunidades y otro tanto hicieron sus ministros de Economía, Luis Arce; de Trabajo, Daniel Santalla, y de la presidencia, Juan Ramón Quintana, que acceder al reclamo de los mineros era privilegiar a los que más ganaban en detrimento de los que perciben salarios y jubilaciones inferiores. 

También calcularon que en tal caso el Fondo Solidario, con que se abonan las jubilaciones, se agotaría en diez años en vez de los treinta estimados con la propuesta gubernamental de retiro: 4.000 pesos bolivianos para los mineros y 3.200 para el resto de los trabajadores.

Desde el Palacio Quemado se argumentó que ese Fondo Solidario debe poder hacer frente a las obligaciones del Bono Dignidad, que paga una renta a los mayores de 60 años que no pudieron hacer aportes previsionales, y el Bono Juancito Pinto, de ayuda a la infancia para ir a la escuela.

El gobierno, a diferencia de sus predecesores neoliberales, paga esas ayudas sociales a 3 millones de personas, casi el 30 por ciento de la población que antes naufragaba en total exclusión.

Asediado por la huelga general, el presidente criticó políticamente a los dirigentes de la COB. Se preguntó si eran gonistas (por Gonzalo Sánchez de Lozada, ex presidente fugado a EE UU), banzeristas o neoliberales, que rechazaban con tanta furia el cambio social en el altiplano. En realidad muchos dicen ser de izquierda, de esa que suele extraviarse...

Evo puso en la picota a los mineros de Huanuni, mina a menos de 200 km al sur de la capital, porque se trata de un gran establecimiento, con 5.000 empleados, nacionalizada por este gobierno y que debería trabajar con más eficiencia. Esa mina estuvo parada desde el 6 de mayo, en rigor desde antes, hasta el 22 del mismo mes. “¿Para qué me piden caminos y puentes, si después los van a destruir?”, les enrostró el mandatario, cuando todavía no se había llegado a un arreglo.

Tregua con sabor a triunfo.

Mientras las hostilidades eran más rotundas, varios sectores de trabajadores, campesinos, entidades comunales y sociales se movilizaron en defensa del gobierno de Morales.

Eso, más la intransigencia y métodos innecesariamente violentos de la COB, fueron debilitando el conflicto. El presidente, firme en sus posturas, afirmó que muchas bases de la central obrera estaban de su lado y no consentían el paro indefinido de Murillo y demás dirigentes.

Una de las primeras señales de fisuras en el frente huelguista lo dio la Federación Sindical de Mineros que, al margen de la COB, propuso algo más sensato: una jubilación de 4.900 bolivianos (la central había dado un ultimátum a Evo por una de 8.000 bolivianos).

La central sindical primero dio una tregua de 48 horas, entre el lunes 20 y el miércoles 22, y finalmente terminó firmando un acta con tres ministros. A los dos citados, de Economía y Trabajo, se sumó el de Gobierno, Carlos Romero.

El monto de las jubilaciones quedó muy cerca de la propuesta gubernamental de 4.000 bolivianos para mineros y 3.200 para el resto de los asalariados. La mejora está en que los primeros pueden jubilarse ahora con 30 años de trabajo, en tanto el resto con 35. Y en que el monto de su retiro promediará los últimos 24 recibos de sueldos, en vez de los 72 que se tenían en cuenta hoy para sacar ese promedio.

Según Arce, ministro de Economía, el 30 por ciento de los trabajadores se retirará con hasta un 80 por ciento de sus haberes, y el resto con el 70 por ciento, dependiendo de sus salarios y años de aportes. A simple vista parece un logro no de la COB sino de las políticas sociales de Evo Morales.

¿Evo candidato?

Al día siguiente del fin del paro, el 23 de mayo, las organizaciones de masas que apoyan a Morales realizaron un “Cabildo Patriótico y Revolucionario por la Defensa de la Democracia” en la plaza Villarroel, en Miraflores, La Paz. Una de las más activas en la convocatoria fue la entidad de mujeres “Bartolina Sisa”, los trabajadores campesinos, una parte de los mineros y de entidades interculturales, quienes bregan por una nueva orientación de la COB.

Evo Morales habló en esa concentración popular, asegurando que “todos tienen derecho a una renta jubilatoria y no vamos a aceptar que sólo beneficie a los de más altos ingresos”.

También explicó que a él como político no le hubiera costado mucho disponer del aumento solicitado y que hasta podía beneficiarlo en términos electorales, pero prefería pensar en las nuevas generaciones y no las próximas elecciones.

Deberá pensar en ambos términos, porque el 29 de abril el Tribunal Constitucional de Bolivia consideró legítima la aspiración del presidente de presentarse a un nuevo mandato. La nueva Constitución aprobada en 2009 sólo prevé dos, pero ese órgano jurídico entendió que el actual (2000-2015) debe considerarse el primero, pues el de 2006-2010 se vio interrumpido y en 2009 se aprobó una nueva Constitución que dio lugar a la República Plurinacional y Pluriétnica.

Si esto se concreta, Evo competirá en octubre de 2014 para el mandato 2015-2020 y si lo gana será el presidente que más años gobernó el país. ¿Ganará? Si es por los antecedentes, hoy sería casi una fija: en diciembre de 2005 triunfó con el 53,7 por ciento de los votos y en 2009, con la nueva Constitución Política surgida de una Asamblea Constituyente fundacional, obtuvo el 64 por ciento. 

De allí que la Usaid y el gobierno norteamericano, la prensa privada y la SIP, los grandes productores del estado separatista de Santa Cruz, los partidos de derecha como Convergencia Nacional y, paradojalmente los dirigentes que presumen de izquierda de la COB, tratan de destruir al primer presidente aymara y originario, en tiempos modernos, en la región.



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