Por Tony López
Rodríguez (*)
En las últimas horas
los mandatarios de Venezuela y Colombia se refirieron al incidente diplomático
entre ambos países, ocasionado por el recibimiento que hizo el presidente Juan
Manuel Santos al terrorista venezolano Henrique Capriles Radonski, en la Casa
de Nariño. Ambas declaraciones, analizadas atentamente, expresan el interés de los
mandatarios de buscar la superación de este incidente que nunca debió de
acontecer.
Las
declaraciones del presidente Nicolás Maduro reflejó un alto sentimiento de
responsabilidad sensatez y absoluta madures como corresponde a un Jefe de
Estado, al declarar que su gobierno está en disposición de tratar la
controversia en el plano diplomático y político, siempre que haya un absoluto
respeto al gobierno democráticamente electo por los venezolanos, la soberanía y
la independencia de su país. Expresó que su canciller Elías Jaua está instruido
por su Gobierno para reunirse con la parte colombiana y entregar las pruebas que
demuestran que desde Bogotá se están desarrollando acciones conspirativas contra
la República Bolivariana de Venezuela.
Por su parte el
presidente Santos, también expresó el interés de superar el incidente que él
calificó como un “mal entendido”. Con está declaración, de hecho y de derecho
el presidente admite que él y su Gobierno cometieron un grave error al recibir
a un sujeto cuya trayectoria política en los últimos años lo señalan, no ya
como un representante de la extrema derecha política venezolana, sino como un activo
líder incitador a la violencia que el pasado 15 de abril provocó la muerte de
11 ciudadanos venezolanos opositores a Capriles o simples ciudadanos inocentes,
incluyendo un niño, un centenar de heridos y cuantiosos daños materiales.
Acciones realizadas de manera consciente y con toda la intencionalidad de
provocar el caos y la desestabilización en Venezuela, de ahí el carácter
terrorista del señor Capriles Radonski.
No es una
manipulación política ni mediática calificar de terrorista al señor Capriles,
su accionar y sus antecedentes así lo confirman, está documentado que fue un
activo participante en el Golpe de Estado del 2002 y cumpliendo entre otros con
ese objetivo golpista encabezó una horda de facineroso en el ataque artero que
realizaran contra la embajada cubana en Caracas. En este nuevo escenario
político venezolano el fascista Capriles fue más lejos, ordenó atacar y
asesinar no sólo a sus compatriotas chavistas, sino también a los centros
médicos atendidos por profesionales cubanos a quienes sus peones en las redes
sociales acusaban de estar escondiendo urnas y apañando un supuesto fraude
electoral. ¡Que vergüenza ¡.
Precisó el
mandatario colombiano que deseaba solucionar la controversia por la vía
diplomática, como se había acordado con el desaparecido líder bolivariano Hugo
Chávez Frías en San Pedro de Alejandrino, vía que siempre utilizarían para
conversar sobre las relaciones bilaterales en privado y no públicamente. Precisamente
allí está el grave error del mandatario neogranadino, sí ese fue el acuerdo,
¿Porque el Presidente a través de su canciller o directamente no conversó
previamente con la parte venezolana y les anunció que por H o B razón recibiría
a Capriles Radonski.?
El presidente
es un hombre de mucho talento, inteligente, graduado en Harvard, varias veces
ministro y conoce muy bien las normas y las practicas diplomáticas, más aún, cuando
no se trata de recibir a un simple opositor de un gobierno con el cual se
mantienen cordiales relaciones diplomáticas, se trata de un personaje que está
acusado y bajo sospechas de ser responsables de graves crímenes y violaciones
al derecho y a la Constitución de su país. Por otro lado, no es cierto que fue
una visita privada al recibirlo en la Casa de Nariño, ese fue un reconocimiento
político a un sujeto cuyas acciones perjudican hasta el propio interés del
mandatario colombiano no sólo en su empeño de Paz, incluso en sus intenciones
reeleccionista. Resulta muy extraña esta conducta presidencial, salvo que ello
obedezca a un interés de un poder foráneo superior.
Analicemos: el recibimiento
de Capriles Radosnki se realiza a cuarenta y ocho horas de la visita del Vicepresidente
Joe Biden, a Bogotá. A una escasa semana de la celebración de la cumbre de los
países latinoamericanos de la costa pacifica en Cali, Colombia, con la
asistencia de Perú, Chile y Méjico. Costa Rica y España como observadores. La
visita de Biden a Brasil y a Trinidad Tobago, donde además se encontró con los
líderes de los países caribeños. Apenas a un mes de la visita del presidente
Barak Obama a Méjico y Costa Rica y al encuentro de este con los mandatarios
centroamericanos. Obviamente que las visitas de los máximos dirigentes
estadounidense a estos países tienen un objetivo e interés político y económico
determinado.
En Colombia,
darle respaldo al presidente Santos para que fortalezca el trabajo en el
esfuerzo de consolidar la llamada Alianza del Pacifico todo dirigido contra el
MERCOSUR y UNASUR. A Brasil para convencerlo de que como país rico y emergente
puede integrarse en una alianza económica con Estados Unidos para beneficios
mutuos. A los caribeños y centroamericanos prometerles una mejor relación
económica mediante la supuesta integración de mercados con Estados Unidos y
obviamente con la lógica intención de dividir y deslegitimar las posibilidades
seguras de Petrocaribe dada la supuesta fragilidad y critica situación
económica de Venezuela que los enemigos de la Revolución Bolivariana vienen
pregonando en una gran campaña mediática muy especialmente desde Colombia,
Perú, Chile y algunos medios de prensa Argentinos. Obviamente también apuntan
contra el ALBA y la CELAC.
En este
escenario, la oligarquía bogotana teniendo en el presidente Santos su más alto
exponente maniobra políticamente y se cuida de no desobedecer los lineamientos
de Washington, hay que cumplir con los deberes del norte aún a riesgo de poner
en peligro sus aspiraciones tanto reeleccionista como de convertirse en el
Presidente que lograría la Paz para su pueblo que tanto lo merece y que le
reservaría un sitio de honor en la historia de Colombia. Santos sabe
perfectamente que Capriles Radonski es un viejo aliado de su más peligroso
adversario político el ex presidente Uribe Vélez y comparte con él no sólo su
ideología fascista, sino que fue favorecido en todos estos años por Uribe para
realizar acciones desestabilizadoras contra el gobierno bolivariano con el
respaldo del narcoparamilitarismo.
El presidente
Santos Calderón conoce a cabalidad que una retirada de Venezuela de las
conversaciones de Paz en La Habana coloca a la Mesa de Negociación en una seria
encrucijada, la presencia venezolana como acompañante no es sólo importante
para las FARC-EP hoy por hoy para el gobierno colombiano y especialmente para
el presidente Juan Manuel Santos, este proceso es estratégico para sus aspiraciones
continuista, la correlación de fuerza internamente favorece más a los sectores
que la apoyan nacional e internacionalmente, incluido el gobierno
estadounidense que durante la visita de su vicepresidente lo respaldó. Estoy
convencido que la prudencia y lucidez del presidente Maduro y su equipo
gubernamental, por lo que representa para el pueblo colombiano y la integración
latinoamericana, preservaran los diálogos de Paz. Hay que advertir que en el
breve periodo de tiempo que ha gobernado Venezuela siempre ha respetado a sus
vecinos y especialmente al gobierno de Santos y esa conducta hay que
reciprocarla.
En el plano
económico a pesar de lo que dicen algunas publicaciones colombianas en su
desaforada campaña contra el gobierno del presidente Maduro, no es Venezuela
quien se afecta comercial y económicamente, es el empresariado agroindustrial
colombiano el que sufriría un severo golpe y por ende la economía neogranadina,
ya esa historia la vivieron cuando Uribe Vélez en su cruzada contra el presidente
Chávez, provocó la crisis diplomática y comercial que llevó a un decrecimiento
en el intercambio comercial de 5000 mil millones de dólares anuales a casi 300
millones, afectando a casi un millón de trabajadores colombianos que perdieron
sus empleos, una crisis en la industria de montaje automovilística y severo
golpe a sectores agroindustriales entre ellos a Colanta y entre otros sectores
a los integrantes del Sindicato Antioqueño. ¿Estará el presidente Santos
dispuesto a perder el terreno avanzado, que beneficia a su país, en el intercambio
comercial y económico con Venezuela?
Por último las
declaraciones del Presidente Santos anunciando que gestionaría el ingreso de
Colombia en el tratado de Atlántico Norte (OTAN) es un anuncio muy serio y
peligroso para la región, no sólo para Venezuela que es para Estados Unidos y
sus aliados el enemigo inmediato, también entra en contradicción con los
acuerdos de UNASUR y lo refrendado por los ministros de Defensa de esta
instancia suramericana.
Acaso Estados
Unidos estará planeando usar el esquema europeo de intervención militar como lo
hizo en Libia utilizando a Francia y la Gran Bretaña como fuerza de ataque y
ocupación. ¿ En este caso a Colombia para intervenir en algún país vecino?. No
cabe duda, de dar un paso como este, se demostraría que la conspiración contra
Venezuela está en marcha.
(*) Periodista
y analista internacional)
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