Honduras, una
base militar de EEUU
Por Dana Frank | The Nation. | 14 febrero del 2013
Estados Unidos está ampliando su
presencia militar en Honduras a escala espectacular. La Associated Press
informó este mes en un artículo de investigación que en 2011 Washington
autorizó $ 1.3 mil millones para electrónica militar estadounidense en
Honduras. Esto está ocurriendo mientras el régimen post-golpe de Estado de
Honduras del presidente Porfirio Lobo está más fuera de control que nunca,
sobre todo porque el Congreso de Honduras organizó un "golpe de Estado
técnico" en diciembre.
Pero a medida que el gobierno de
Obama profundiza su alianza con Honduras, con el pretexto de combatir la guerra
contra las drogas, los demócratas en el Congreso están cada vez más rebeldes.
Aquí hay un mensaje, entonces, para el nuevo secretario de Estado, John Kerry:
Refundación de la política de EEUU en Honduras y la lucha contra la droga
asesina que lo justifica.
En los últimos años, EEUU ha estado
aumentando sus operaciones militares en toda América Latina en lo que la
agencia Associated Press llamó "la iniciativa más cara de América Latina
desde la Guerra Fría". La acumulación ha costado a los contribuyentes
estadounidenses más de $ 20 millones de dólares desde 2002, por las tropas, barcos,
bases clandestinas, radares militares y entrenamiento de policías y otros
gastos.
Los gastos militares de EEUU para
Honduras en particular, han aumentado cada año desde 2009, cuando un golpe
militar depuso al presidente democráticamente elegido Manuel Zelaya. Costando
$67,4 millones, los contratos del Departamento de Defensa de EEUU para Honduras
en 2012 están a tres veces más de lo que estaban hace diez años. Los EEUU
gastaron $ 25 millones el año pasado para hacer permanente el cuartel de EEUU
en la base aérea de Soto Cano, y $ 89 millones para mantener a 600 soldados
estadounidenses estacionados allí. La ayuda directa de EEUU a los militares
hondureños y a la policía sigue subiendo también.
Pero el creciente compromiso militar
del gobierno de Obama en Honduras sólo profundiza su apoyo al gobierno corrupto
y represivo de Lobo. Las fuerzas de seguridad del Estado siguen disfrutando de
impunidad casi total en miles de presuntas violaciones de los derechos humanos
e incluso asesinatos desde el golpe de 2009. El gobierno no ha pagado a muchos
de sus maestros durante al menos seis meses, y el país está cerca de la
bancarrota.
El 13 de diciembre, en un
enfrentamiento entre dos grupos igualmente corruptos, y en competencia entre
ellos, el Congreso hondureño depuso ilegalmente a cuatro miembros de la Corte
Suprema de Justicia, con la toma de juramento sucediendo sólo horas después.
Desde entonces, el Congreso ha atropellado a la Constitución, aprobando
rápidamente una serie de leyes que habían sido anuladas por la corte,
incluyendo una ley de minería muy criticada y una ley infame autorizando las
denominadas "ciudades modelo" donde la propia Constitución no se
aplicará.
Estas acciones descaradas hace caso
omiso del estado de derecho. Sin embargo, el Departamento de Estado de EEUU
miró para otro lado cuando ocurrió este "golpe de Estado técnico".
Al otorgar recursos militares de
Estados Unidos hacia el gobierno corrupto de Honduras, Washington sostiene que
está ayudando a combatir el tráfico de drogas, que efectivamente, es rampante,
asesino y creciente. Sin embargo, el gobierno de Honduras y las elites que lo
controlan son ampliamente acusadas de estar implicados en el tráfico de drogas.
La guerra contra las drogas, sin
embargo, sí enmascara una nueva ola de agresión de EEUU en América Latina.
Honduras, con la única gran base de la Fuerza Aérea de EEUU entre Norteamérica
y América del Sur, ha sido durante mucho tiempo un importante eje de la
dominación militar estadounidense en la región. Entre otros, la participación
de EEUU en el golpe de 1954 en Guatemala y la guerra de los "Contras"
en la década de los 80s contra el gobierno de Nicaragua. Hoy en día, el papel
creciente de EEUU en expansión representa una enorme amenaza para toda la
región, y a la soberanía de Honduras.
Además, como los medios de
comunicación han informado, la guerra en contra de las drogas en Honduras del
gobierno de Obama ha sido un desastre. En mayo de 2012, agentes de la
Administración de Drogas y Narcóticos (DEA, por sus siglas en Inglés) participaron
en una operación en la que cuatro afro-indígenas murieron y varios fueron
heridos en la región de la Moskitia de Honduras. La DEA admite haber matado a
dos presuntos narcotraficantes en incidentes separados en junio y julio. En
julio, después de que los militares hondureños usaran balas para derribar a dos
aviones que supuestamente llevaban drogas, lo que estuvo en violación del
protocolo internacional, EEUU suspendieron la cooperación radar para vuelos con
drogas. En enero, durante la primera operación conjunta desde que se volvió a
iniciar esta cooperación, los guardacostas hondureños mataron a un presunto
traficante de drogas usando inteligencia proveída por agentes de la DEA.
Para muchos demócratas en el Congreso
ya es suficiente. El 30 de enero 58 miembros de la cámara baja, liderados por
los representantes Hank Johnson (D- Georgia), Karen Bass (D-Los Angeles), John
Conyers Jr. (D-Michigan) y Gregory W. Meeks (D-NY) le mandaron una carta a
Secretario Kerry y el al fiscal general Eric H. Holder Jr. exigiendo que el
incidente de Mayo 2012 que involucra a la DEA sea investigado, llamando la
atención sobre la represión por parte del gobierno de los afro-indígenas
hondureños, y cuestionando la guerra contra las drogas. El Senador Patrick
Leahy (D-VT) tiene en espera 30 millones de dólares en ayuda de EEUU a las
fuerzas de seguridad de Honduras, que no se han permitido entregar, en espera
de recibir respuestas a preguntas sobre los abusos de civiles y la corrupción.
Es un comienzo, pero Kerry y el gobierno
de Obama tienen que dar marcha atrás en la política de EEUU en Honduras, del
todo. Terminen con la sangrienta guerra contra las drogas y en su lugar
enfóquense en la creación de empleo y la justicia social. Dejen de tratar el
actual gobierno de Honduras como un compañero amistoso, y denuncien con fuerza
y abiertamente sus abusos de derechos humanos y la corrupción del estado de
derecho. Y ayuden a garantizar elecciones presidenciales libres en noviembre,
al condenar los asesinatos de por lo menos cinco activistas de la oposición en
el último año. Y exijan protección adecuada para los cientos de hondureños en
la oposición que han recibido amenazas de muerte.
En otras palabras, dejen de armar a
los matones de Honduras y permitan espacio a aquellos en la oposición que
buscan definir su propio futuro, libre de interferencia de EEUU.
Radio La Primerísima- Nicaragua
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