Hermanos
y hermanas:
Estamos profundamente preocupados y
preocupadas por la gravedad que está alcanzando la situación del movimiento
campesino del Bajo Aguan, en la región norte de Honduras. Día a día nos llegan
nuevas denuncias –algunas desesperadas- sobre crímenes cometidos en su contra.
Con una presencia militar y policial además fuertemente intensificada en los
últimos tiempos – la misma que es señalada repetidamente por su responsabilidad
en la represión – estamos convencidos que es urgente actuar para evitar
desenlaces peores.
Especial preocupación nos agobia, por la
situación de terror que viven los niños y niñas del Bajo Aguan, ya que sus
traumas -generados por la represión y el miedo a los que están permanentemente
sometidos - perdurarán y afectarán su vida de manera permanente. Hace algunos
días, cuando se iniciaba precisamente el operativo militar Relámpago, un grupo
de campesinos y campesinas que venían del cementerio donde visitaron las tumbas
de sus familiares y de sus compañeros campesinos caídos en la lucha por la
tierra, fueron atacados, resultando algunos asesinados y otros heridos. Los
niños y las niñas que les acompañaban fueron testigos de ese brutal ataque.
Por todo esto, levantamos nuestra voz de
alerta y solicitamos una pronta y eficaz respuesta de parte de los pueblos,
gobiernos e instituciones de nuestra América en defensa de la vida y para
sentar las bases para una justa resolución de los conflictos de fondo.
LA VIUDA esta quedando sola con los cipotes, respaldado por la solidaridad campesina. |
Algunos
antecedentes
La gravedad del problema fue denunciada el
pasado 24 de octubre, en el marco del 143º Período de Sesiones de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH), donde se documentó el incremento de los asesinatos
-42 asesinados/as afiliados a organizaciones campesinas entre septiembre del
2009 y octubre del 2011-, persecuciones, amenazas e intimidaciones en contra de
unas 3.500 familias campesinas que reclaman su derecho a la tierra y a la
alimentación, y se encuentran en total indefensión frente a la criminal
represión y saqueo de la oligarquía hondureña, ligada fundamentalmente a la
producción de palma aceitera en esa zona y estrechamente vinculada al régimen
político instaurado tras el golpe de estado de 2009. A esos asesinatos se
agregan los procesos judiciales en contra de más de 160 campesinos -iniciados
hasta julio del 2011-, los desalojos forzosos y la destrucción de las viviendas
y medios de vida de pueblos enteros.
Sangre campesina derramada todos los días en Bajo Aguán. |
SEGÚN
INFORMES Y DENUNCIAS PÚBLICAS disponibles, en el país hay más de 600 mil
familias que carecen de tierra, sin que exista por parte del Estado hondureño
una estrategia agraria para solventar la grave problemática social. El
conflicto agrario en Honduras se polariza a raíz de la Ley de Modernización Agrícola
del año 1992, que permitió rebalsar los topes existentes en relación a la
tenencia de la tierra, dando lugar a enormes plantaciones concentradas, en el
Bajo Aguan, en manos de terratenientes como Miguel Facussé, Reynaldo Canales y
René Morales Carazo.
En vez de responder por esta situación de
violaciones graves y sistemáticas a los derechos económicos, sociales y
culturales de la población, el gobierno actual inició la operación conjunta
Xatruch II, que desde mediados de agosto desplegó en la zona unos mil efectivos
policiales y militares de la
Fuerza Naval y del Batallón de Infantería con sede en el Aguan,
y el Operativo Relámpago –a partir de noviembre del 2011-, bajo la
justificación de “disminuir la ola de asesinatos y secuestros en el país”.
EN ESE
CONTEXTO SE GENERAN GRAVES y alarmantes denuncias en la zona, que señalan
la participación de agentes de la Operación Xatruch II en torturas de campesinos, en el
asesoramiento al Ejército y a guardias privadas de los terratenientes, por
marines norteamericanos y paramilitares colombianos; así como la presencia de
los paramilitares ligados al narcotráfico conocidos como “los zetas” de México.
Irónicamente, mientras la muerte y el terror
continúan recorriendo los campos del Bajo Aguan, y el régimen criminaliza la
lucha campesina y profundiza la militarización del territorio, su titular
Porfirio Lobo asegura que se avanza en el proceso de pacificación y
reconciliación del país, logrando así que la Organización de
Estados Americanos (OEA) y otras instancias internacionales reincorporaran al
Estado de Honduras como miembro activo con plenos derechos. Asimismo dan rienda
suelta a los planes ambiciosos de inversión, endeudamiento y ocupación
territorial del país a fin de profundizar el saqueo y la depredación. Lejos de
alcanzar esa pacificación y reconciliación, el pueblo hondureño sufre los
embates de un sistema colapsado.
Una joven madre con su bebé desnutrido y la "choza" atrás en llamas. |
LA
POLICÍA NACIONAL,
RESPONSABLE de proteger a la población de los criminales, está siendo
sacudida por la crisis más profunda de su historia, siendo señalada por su
incapacidad de perseguir el delito y los delincuentes, sus violaciones a los
derechos humanos, y por la vinculación de muchos de sus miembros al tráfico de
drogas, al crimen organizado, y al sicariato.
En lugar de acabar con los crímenes que se
multiplican por miles cada año -y que ubican a Honduras como uno de los países
más violentos del mundo según el Estudio Global sobre Homicidios (2011) de la Oficina de las Naciones
Unidas sobre la Droga
y el Crimen (UNODC)- la policía hondureña ataca sin piedad a la población,
siendo los campesinos del Bajo Aguan algunas de sus víctimas principales,
debido a su firmeza en la lucha por la tierra.
Respuestas
desatinadas
Ante este panorama, desde la comunidad
internacional las respuestas tienden más al agravamiento de los conflictos que
su resolución. Amén de la plena reincorporación de Honduras a la Organización de
Estados Americanos, ignorando la ola represiva desatada y la indefensión
jurídica que emanan del colapso del sistema jurídico y la impunidad reinante,
los EE.UU. han incrementado notoriamente su presencia, entrenamientos y gastos
militares en el país, abriendo incluso tres nuevas bases militares en el
período posterior al golpe de 2009.
A partir de junio de este año y con la
concurrencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial,
los EE.UU. y otros, bajo la justificación de una nueva Iniciativa Regional
Centroamericana de Seguridad que se supone indicada para mejorar el combate al
narcotráfico y otras formas de crimen organizado, se está consolidando un
fuerte respaldo y aprovisionamiento justamente a los sectores más implicados en
el mismo. Esta nueva transnacionalización de un muy particular concepto de
seguridad, siempre bajo el dominio de EE.UU., ya tiene muchos antecedentes en
el país y la región, incluyendo el “capítulo de seguridad” incorporado al NAFTA
cuyos resultados en México están a la vista. Tampoco pueden ignorarse sus
vínculos con las políticas de inversión, endeudamiento y control territorial
que en el Bajo Aguan y las zonas costeras Garífunas, entre otras partes de
Honduras, buscan imponer sus proyectos de saqueo reverdecidos - “energía
renovable”, “reforestación ecológica” y “turismo sustentable” - por sobre la
resistencia de las poblaciones cuyas posibilidades de vida se ven cada vez más
violentadas.
Nuestra
solicitud
Por
estas razones:
-
Nos dirigimos a los presidentes y presidentas
latinoamericanos y caribeños, entre ellos a quienes han aprobado el reingreso
de Honduras a la OEA,
para:
-
Pedirles que sus gobiernos se hagan presentes en el
Bajo Aguan, nombrando a un representante de sus embajadas para que se apersonen
en la región, y hagan los esfuerzos que se requieran para detener la
sistemática agresión y asesinatos contra los campesinos y campesinas.
-
Pedirles que suspendan toda ayuda financiera al
gobierno, especialmente la destinada a las Secretarías de Defensa y Seguridad
Pública. Que se suspenda toda cooperación internacional dirigida a fortalecer
al Ejército, la
Policía Nacional y a sostener la intervención extranjera, sea
ésta en calidad de préstamo o de donación.
-
Nos dirigimos a la Organización de
Estados Americanos, para pedir que proceda con urgencia a nombrar una Comisión
de Verificación de la situación del Bajo Aguan, con apoyo de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH).
-
Nos dirigimos a la Organización de las
Naciones Unidas, para solicitar que envíe Relatores Especiales al país para
constatar las denuncias de las poblaciones afectadas en el lugar de los hechos.
-
Nos dirigimos a las Instituciones Financieras
Internacionales, a los inversores y llamados “donantes” internacionales, para
que suspendan toda operación que afecta la zona, hasta tanto su necesidad y
legitimidad sean comprobadas desde la perspectiva de los derechos de las
comunidades afectadas.
-
Nos dirigimos a las autoridades hondureñas, para exigir
que respeten los compromisos asumidos frente a la comunidad internacional de:
1) Velar por los derechos humanos:
Dando protección a las personas y comunidades
en riesgo.
Investigando y sancionando los crímenes
cometidos y castigando a sus responsables.
Terminando con la criminalización de los
movimientos campesinos y con la impunidad de la que gozan los grandes
terratenientes.
2) Avanzar desde el Estado hacia la solución
de la grave problemática agraria que afecta al campesinado hondureño:
Deteniendo los desalojos forzosos.
Garantizando el derecho a la tierra, a la
educación, a la salud, a la vivienda, de los y las campesinas organizadas.
Impidiendo el avance de la agroindustria por
sobre la soberanía alimentaria y la concesión y entrega del territorio y del
patrimonio natural sin la obligatoria consulta previa e informada de los
afectados.
3) Desmilitarización de la región:
Suspender los operativos militares.
Poner fin a la presencia militar extranjera.
- Finalmente, nos dirigimos a los pueblos del
continente para que se mantengan en alerta frente a la situación de grave
peligro que se presenta en Honduras y especialmente en la zona del Bajo Aguan y
activen la solidaridad, participando de las distintas iniciativas de las
organizaciones populares de la región, como el Observatorio Internacional de
Derechos Humanos para el Aguan y las brigadas solidarias.
¡ES
URGENTE DETENER LA MASACRE
EN EL BAJO AGUAN!
Adolfo
Pérez Esquivel, Premio Nobel de la
Paz - Nora Cortiñas,
Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora - Jubileo Sur/Américas - Convergencia de
Movimientos de los Pueblos de las Américas, COMPA - Espacio
Refundacional-Honduras - Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas
de Honduras, COPINH - Organización Fraternal Negra de Honduras OFRANEH - Rights
Action/Derechos en Acción - Colectivo Italia Centro America CICA - Equipo de
Educación Popular Pañuelos en Rebeldía de Argentina (primeras firmas)
-11 de noviembre de 2011
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