36 años después fueron encontrados los restos de Crescencio Galañena Hernández en Buenos Aires, víctima de la Operación Condor en el Cono Sur. |
Notable tarea de equipo argentino
de antropología forense: Identificaron a diplomático cubano
desaparecido por la dictadura militar
Esta semana se supo que el EAAF
había identificado los restos de Crescencio Galañena Hernández, diplomático cubano
desaparecido en 1976 Buenos Aires. Resta identificar al otro diplomático cubano
en esa situación.
Por Emilio Marín
El 9 de agosto Crescencio Galañena
Hernández iba a cumplir 36 años de desaparecido por la dictadura, pero el EAAF pudo
identificar sus despojos. Estos fueron encontrados en junio pasado por niños que
cazaban cuises y ratones en San Fernando (Victoria Ginsberg, en Página/12, 2/8).
Los huesos de tres personas fueron
hallados en un tambor y los científicos argentinos pudieron identificar a Crescencio.
Resta hacer lo propio con las otras dos personas; quizá uno sea el otro diplomático
cubano desaparecido junto a Crescencio: Jesús Cejas Arias.
Los dos fueron secuestrados en
cercanías de la legación diplomática en la Capital Federal, en La Pampa y Arribeños,
cuando se dirigían a su vivienda en San Fernando. Al desclasificar información de
la DIPBA (Inteligencia de la Policía de Buenos Aires) se supo que la SIDE -dos meses
antes del secuestro- le había pedido vigilar esa casa. Estaban preparando las condiciones
para la detención ilegal de ambos.
Los cubanos se resistieron al secuestro.
Debió intervenir un grupo de tareas de varias personas (se dice de 40) para reducirlos
y capturarlos. Luego fueron llevados a “Automotores Orletti”, centro clandestino
de torturas y exterminio asentado en Venancio Flores, según testimonios de sobrevivientes.
Ya en democracia, la justicia pudo comprobar que ese antro era una pieza articulada
al “Plan Cóndor”, de represión subcontinental ideado por las dictaduras y la CIA,
con pleno conocimiento del Departamento de Estado desde tiempos de Henry Kissinger.
En la jerga represiva del fascismo,
“Automotores Orletti” era “OT8” y sus jefes directos eran los mayores Calmon y Eduardo
Cabanillas. En la SIDE su superior era el general Otto Paladino, que ocupaba esas
funciones represivas ya en el gobierno de Isabel Perón. Tal continuidad represiva
no fue única. Albano Harguindeguy, de jefe de la Policía Federal pasó a ministro
del Interior; el general Jorge R. Videla ya era comandante del Ejército, igual que
el almirante Emilio E. Massera en la Armada.
Esos dos jóvenes fueron asesinados
y sus cuerpos desaparecidos según el patrón de esa época. No es casual que los criminales
hayan empleado el método del tambor cementado. Parece “una especialidad de la casa”,
pues en el juicio por Orletti -65 desapariciones y homicidios- sustanciada entre
2010 y 2011 en los tribunales de Comodoro Py, las querellas argumentaron el descubrimiento
de otras víctimas de ese centro clandestino que aparecieron en tambores cementados
en el río Luján. Entre ellos pudo ser identificado Marcelo Gelman, hijo del poeta
Juan Gelman, fusilado por los agentes de Orletti. Su esposa uruguaya, embarazada,
fue enviada ilegalmente a Uruguay. Luego del parto ella también fue asesinada y
su bebé, Macarena, entregada a otra familia con identidad cambiada.
¿Quiénes eran?
La biografía de Crescencio cuenta
que “nació el 14 de septiembre de 1949 en Yaguajay, provincia de Sancti Spíritus,
en el seno de una humilde familia, por lo que su infancia fue testigo de la generalizada
miseria y pobreza que caracterizó la vida del pueblo cubano de aquella época”.
Crescencio Galañena Hernández |
En 1968 hizo el Servicio Militar
General durante tres años “período en el que nuevamente este joven humilde, sencillo,
que gusta de los deportes, la literatura y la música, se destaca como un combatiente
disciplinado y responsable, ganando en muy poco tiempo la estima y el cariño de
sus compañeros. En este período alcanza el III Semestre de la Facultad Obrero Campesina”.
Por esos méritos es designado como
funcionario de la embajada en Argentina. Al saber que Crescencio había sido desaparecido,
su padre manifestó: “uno mi dolor al de otros familiares que han perdido a sus hijos
en el cumplimiento de su deber y si hace falta alguien en su lugar, ese no quedará
vacío”.
Por su parte, Jesús Cejas Arias
era más joven, pues había nacido el 15 de octubre de 1953 en Pinar del Río, en una
familia campesina. Su biografía informa que “conjugó su labor militar y sus responsabilidades
como dirigente de la organización juvenil con sus estudios, alcanzando el II Semestre
de Facultad Obrero Campesina, (enseñanza secundaria) evidenciando así una férrea
voluntad de superación cultural”.
Eran jóvenes cubanos de origen
humilde con un alto compromiso político con su patria. Habían estudiado mucho –como
parte de la superación cultural y educacional que Cuba ofrece a toda la población-
y por esas virtudes habían sido designados en la embajada de Virrey del Pino 1810,
Belgrano. Llegaron allí en 1976 y pocos meses después fueron secuestrados.
Algunas versiones dicen que los
dos jóvenes eran parte de la custodia del embajador Emilio Aragonés, quien en agosto
de 1975 había sido objeto de un atentado terrorista en Buenos Aires. Un grupo de
tareas baleó su auto pero afortunadamente el diplomático salvó su vida. Ese intento
criminal fue reivindicado por el Comando Revolucionario Anticomunista Latinoamericano,
un sello del CORU, Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas, grupo
terrorista formado por Orlando Bosch y Luis Posadas Carriles, de la mafia cubano-americana
de La Florida.
El más destacado investigador del
“plan Cóndor” es el doctor en Ciencias Jurídicas de la Universidad de La Habana,
José Luis Méndez Méndez. El publicó en 2006 su libro “Bajo las alas del Cóndor”,
reeditado al año siguiente por Cartago. Allí sostuvo que los secuestros y desapariciones
de los dos diplomáticos “fue una operación conjunta de terroristas cubanos y de
operativos de la dictadura militar argentina, como parte de la Operación Cóndor”.
La antropología y medicina forense argentina trabajando para reconstruir la verdad. |
No 2 sino 17
Aunque con mucha demora en estas
y otras causas por violaciones a los derechos humanos, al final hubo juicio y condenas
en “Orletti”, por parte del Tribunal Oral Federal 1, con los jueces Jorge Gettas,
Adrián Grumberg y Oscar Amirante. A fines de marzo de 2011 ese TOF1 concluyó con
una condena a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por cinco homicidios
para el general Cabanillas y penas muy severas para otros tres represores: Eduardo
Ruffo, Honorio Martínez Ruiz y Raúl Guglielminetti.
Lamentablemente esa mora de la
justicia hizo que se fueran muriendo sin condena genocidas como los militares Paladino
y Calmon y el integrante de la Triple A, Aníbal Gordon.
El actual embajador cubano Jorge
Lamadrid Mascaró, en el XI Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba en Posadas,
Misiones, en noviembre del 2011, agradeció ese fallo de la justicia argentina porque
dijo que fue reparador para su país y las familias de esas dos víctimas del terrorismo
de Estado.
En muchos otros países donde hubo
cubanos víctimas del “Plan Cóndor”, como en Méjico, Perú y hasta EE UU, donde en
setiembre de 1980 fue asesinado el agregado ante la ONU, Félix García Rodríguez,
no hubo procesos judiciales o bien se salvaron luego con indultos o libertades anticipadas.
El mismo año en que Crescencio y Jesús desaparecían en Pampa y Arribeños, pero en
octubre, fue abatido un avión de Cubana que sobrevolaba Barbados, con 73 víctimas
mortales. Las dos bombas fueron colocadas por orden de Bosch-Posada Carriles.
Esos círculos anticubanos crearon
muchas organizaciones terroristas como el CORU, Omega-7, Alpha 66, Acción Cubana
y otras. Ellas estuvieron atadas por el cordón umbilical a la Fundación Nacional
Cubano-Americana del tristemente célebre Mas Canosa, de buena llegada al partido
republicano y al demócrata de EE UU, pero también a la CIA. Esa concordancia mantiene
su vigencia, con representantes y senadores anticastristas con cargos al interior
de ese sistema bi-partidista. Ese espectro anticomunista a veces practica el terrorismo
y otras se concentra en las campañas políticas a favor del bloqueo de EE UU contra
la isla y de denuncias falsas contra el gobierno caribeño. Así como los del CORU
tenían ligazón con la dictadura, en años de democracia la Fundación de Mas Canosa
mantuvo excelente relación con el menemismo, CADAL, el macrismo del PRO, la Universidad
de Belgrano, “La Nación”, etc.
Méndez Méndez prosiguió sus investigaciones
sobre el “Cóndor” en Buenos Aires. En un artículo publicado el 30 de julio de 2010
en Cuba Debate, precisó: “en total fueron secuestradas, asesinadas y desaparecidas
17 personas relacionadas con entidades oficiales de Cuba en Argentina en el marco
de la Operación Cóndor, con la participación de los terroristas anticubanos radicados
en los EE UU”.
|Algunos nombres: “María Rosa Clementi
de Cancere, una joven empleada argentina de la escuela José de San Martín, anexa
a Embajada de Cuba”; “el empleado argentino de la Oficina Comercial de Cuba en Argentina,
Ramón Lucio Pérez”; “la empleada de la Oficina Comercial de Cuba en Argentina, Claudia
Gorban, quien fue liberada después de ser sometida a vejámenes y amenazas”.
http://www.laarena.com.ar/opinion-identificaron_a_diplomatico_cubano_desaparecido_por_la_dictadura_militar-79700-111.html
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