La Habana, 30 dic (AIN) El estado
de salud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, continua siendo delicado,
con complicaciones que están siendo atendidas, en un proceso no exento de
riesgos, afirmó hoy el Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro.
En una alocución desde La Habana,
transmitida por cadena nacional de radio y televisión, Maduro dio a conocer un
comunicado oficial sobre la salud del mandatario.
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
COMUNICADO
El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela cumple con el
deber de informar al pueblo venezolano sobre la evolución clínica del
Presidente Hugo Chávez tras la intervención quirúrgica practicada en La Habana,
Cuba, el pasado 11 de diciembre.
Como es sabido, el día 28 de diciembre viajamos a La Habana por
instrucciones del Comandante Presidente, por lo cual voy a proceder a realizar
el siguiente reporte:
Al llegar a La Habana nos dirigimos de inmediato al Hospital para
actualizarnos personalmente sobre la situación de salud del Comandante
Presidente.
Fuimos informados sobre nuevas complicaciones surgidas como
consecuencia de la infección respiratoria ya conocida.
El día de ayer nos mantuvimos pendientes de la evolución de su
situación y la respuesta a los tratamientos. Nos reunimos varias veces con su
equipo médico y con sus familiares más allegados.
Hace unos minutos estuvimos con el Presidente Chávez, nos saludamos y
él mismo se refirió a estas complicaciones.
Tuvimos la oportunidad de darle parte sobre la situación nacional, las
exitosas jornadas de tomas de posesión de los veinte gobernadores y
gobernadoras bolivarianos, y la satisfactoria acogida de su mensaje de
salutación de fin de año a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
De manera especial, el Comandante Chávez quiso que transmitiéramos su
saludo de fin de año a todas las familias venezolanas, que se encuentran
reunidas durante estos días a lo largo y ancho de toda la Patria; muy
especialmente le envió un cálido abrazo a los niños y niñas de Venezuela,
recordando que siempre los lleva en su corazón. Abrazo que hace
extensivo a todo nuestro pueblo, para que reciban con amor el 2013, año que
debe ser de mayor felicidad para nuestra Patria, de consolidación definitiva de
nuestra independencia y unión nacional.
El Presidente nos dio instrucciones precisas para que, al salir de la
visita, le informásemos al Pueblo sobre su condición actual de salud.
A diecinueve días de la compleja cirugía, el estado de salud del
Presidente Chávez continúa siendo delicado, presentando complicaciones que
están siendo atendidas, en un proceso no exento de riesgos. Gracias a su
fortaleza física y espiritual, el Comandante Chávez está enfrentando esta
difícil situación.
Igualmente, informamos que hemos decidido permanecer las próximas
horas en La Habana, acompañando al Comandante y a su familia, muy atentos al
proceso de evolución de su situación actual.
Confiamos en que la avalancha mundial de amor y solidaridad hacia el
Comandante Chávez, junto a su inmensa voluntad de vida y el cuidado de los
mejores médicos especialistas, ayudarán a nuestro Presidente a librar con éxito
esta nueva batalla.
En la foto, tomada 1980, la tumba de Victor Jara tenía un espacio y lugar casi escondido.
Chile sigue
buscando justicia 39 años después del golpe
Chile reabrió
la herida que 39 años después no termina de sanar. La justicia de ese país
ordenó la detención de ocho exoficiales del Ejército, acusados de ser los
autores y cómplices del asesinato del cantautor Víctor Jara, ocurrido pocos
días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de
1973. Este caso es tal vez uno de los más emblemáticos de la brutalidad del
Gobierno del dictador, que dejó cerca de 3.200 muertos, 30.000 torturados, más
de 1.200 desaparecidos y miles de exiliados, según cifras que manejan organizaciones
de derechos humanos en ese país.
El cantautor
Víctor Jara, quien además era director de teatro, fue detenido el 12 de
septiembre de 1973, junto a centenares de alumnos, trabajadores y profesores en
la Universidad Técnica del Estado (UTE), la actual Universidad de Santiago
(Usach), en la que se desempeñaba como docente. Según datos extraoficiales
La resolución,
emitida este viernes, es de gran importancia, pues durante años la justicia
chilena no había logrado identificar a los autores del asesinato. En su
resolución, el juez Vázquez ordenó la detención como autores del delito de “homicidio
calificado” de los exoficiales Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez,
quien vive actualmente en Estados Unidos, por lo cual se emitió una orden de
captura internacional. Como cómplices, el juez encausó y ordenó la captura de
los exmilitares Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter
Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf. Todos los imputados deberían
ingresar al Batallón de Policía Militar Nº 1, en Santiago.
Según el acta
del juez, Víctor Jara Martínez fue llevado junto a otros prisioneros al Estadio
Chile, habilitado como centro de detención, donde tras ser reconocido por los
militares, fue separado de los demás prisioneros y sometido por varios días a
torturas, entre ellas quemaduras con cigarrillos, simulacros de fusilamientos y
la fractura de sus manos con golpes de culata. Algo que ya había quedado
demostrado en 2009, cuando por orden de un juez sus restos fueron exhumados
para un estudio forense.
Según
documentales publicados por la prensa chilena, los uniformados Barrientos y
Marmonti cuando identificaron a Jara —conocido en el país como el trovador de
la revolución socialista de Salvador Allende—, “lo golpearon una y otra vez en
la cabeza y el cuerpo. Nunca perdió la calma ni en el momento cuando uno de los
oficiales desenfundó la pistola y estuvo a punto de matarlo. Algo, que dicen
quienes sobrevivieron, logró desesperar a los uniformados: “en una de las
golpizas le quebraron las costillas y le reventaron un ojo”.
El héreo y mártir del pueblo chileno, militante comunista.
El resto de
prisioneros miraban aterrados el exceso de violencia usada contra el autor de
canciones como El cigarrito y Te recuerdo Amanda, que Joan Manuel Serrat,
Joaquin Sabina, Silvio Rodríguez y Víctor Manuel incluyeron en sus conciertos.
Militante comunista, Jara defendió a la Unidad Popular con su guitarra, hizo
canciones de protesta. “Fue hasta que uno de los oficiales se cansó de
golpearlo y ordenó a los soldados que lo pusieran en un pasillo y lo mataran si
se movía”, recuerda uno de los testigos citado en la investigación.
Allí permaneció
varios días hasta que el 16 de septiembre el Estadio Chile fue vaciado de
prisioneros, con excepción de Jara y de Littré Quiroga Carvajal, que fuera director
de la Empresa de Ferrocarriles del Estado durante el gobierno de Allende
(1970-1973). Ambos fueron llevados a un subterráneo del recinto y acribillados
a tiros. Víctor Jara, cuyo nombre lleva actualmente el recinto donde murió
asesinado, recibió 44 impactos de bala y tenía numerosos huesos fracturados,
según determinó el informe de la autopsia que le fue practicada tras el
hallazgo de su cadáver, en la parte posterior de un cementerio situado en el
área sur de Santiago, junto también a los cuerpos de otras tres víctimas. Según
la investigación Barrientos, apodado El Príncipe fue el autor material del
homicidio.
El cadáver de
Víctor Jara fue reconocido en la morgue por su viuda, la bailarina británica
Joan Turner, quien lo identificó entre una fila de cuerpos jóvenes que yacían
en el mesón del lugar. Lo retiró y sepultó en el Cementerio General de
Santiago, en un funeral secreto al que además de ella sólo asistió el conductor
de la carroza fúnebre.
“Luego de
reunir muchos antecedentes, hay un momento en que uno debe poner término a esa
investigación y tratar de avanzar dictando esta resolución”, comentó a
periodistas el juez Vázquez tras anunciar el fallo.
“Nosotros, como
querellante en este juicio, estamos bastante satisfechos con lo que hemos logrado”,
dijo por su parte el abogado de la familia del cantante, Nelson Caucoto.
En la
resolución judicial de este viernes, el juez Vázquez estableció que Jara fue
detenido cuando se encontraba en la Universidad Técnica del Estado, donde
ejercía como profesor, y luego trasladado al Estadio Chile. “El día 16 de
septiembre de 1973 (…) se dio muerte a Víctor Lidio Jara Martínez, hecho que se
produjo a consecuencia de, al menos, 44 impactos de bala, según se precisa en
el respectivo informe de autopsia”, concluye la resolución.
La
investigación judicial se reactivó en 2005, luego de que un soldado que estuvo
en el Estadio Chile reconoció haberle disparado, aunque luego se retractó. Su
versión, no obstante, llevó a la Justicia a ordenar la exhumación de su cuerpo.
En diciembre de ese año, miles de chilenos acompañaron a su viuda, y a sus
hijas Manuela y Amanda, a otorgar al músico el funeral que no tuvo en 1973.
Jara murió en la época más fructífera de su carrera. Estaba a punto de cumplir
41 años.
Ayer en la noche, mientras muchos aquí miraban la televisión, me senté a escribir, en mi celda, un poema.
Nacieron
estos versos que les regalo a todos y muy en especial a mis hermanos,
en estos días en que la gente acostumbra a hacer regalos especiales.
LA SIMPLE LIBERTAD
La simple libertad, sustento de los sueños, amor de un solo rostro visible a flor de luna. La simple libertad, sin bridas y sin dueños, libre como ninguna. La simple libertad de la cumbre sin nombre donde la noche cae enterrada en su lanza. La simple libertad en donde siembra el hombre la mágica esperanza.
La simple libertad, como la golondrina que se empeña en volar hasta perder las alas. La simple libertad bajo el cielo y la ruina,
Cuentan los que
saben que lo que se conoce como “sentido común” es en realidad una construcción
cultural basada en la idiosincrasia, usos y costumbres de la sociedad humana.
Es así que surgen montones
de frases populares y posicionamientos ante el entorno, que son comunes a los
individuos que la integran. “Sentido común” es no ir al mar un día frío y
tormentoso, evitar cruzarse un animal peligroso, no pisar vidrio descalzo,
esquivar los problemas, respetar a las autoridades y las leyes... y etc., etc.,
etc. Evidentemente, el sentido común tiene mucho que ver con el instinto de
conservación natural en cada ser viviente y con las relaciones humanas en
sociedad, tanto entre personas como entre éstos y las instituciones. El
problema surge cuando la institucionalidad que condiciona el nivel de
consciencia de las masas lo pergeña un pequeño núcleo de personas para su
propio provecho, cuando las condiciones sociales entran en contradicción con el
instinto de conservación, y cuando las relaciones sociales generan inequidades
que, como en toda fuerza de la naturaleza, conforman la energía latente de una
explosión para equilibrar lo que está desequilibrado. Como el volcán que
explota por la presión de la lava.
En el sistema Capitalista,
esas fuerzas se tensan al máximo permanentemente. A través de aceitadas
maquinarias de aleccionamiento y formación social, que van desde los programas
educativos hasta los medios de difusión, todos al servicio del modo de
producción que le da los privilegios a la burguesía y le permite explotar y
marginar a la absoluta mayoría de la Humanidad. Se crea entonces una cultura,
impuesta por la clase dominante, donde los explotados piensan como quieren los
explotadores que piensen. Ése es el gran triunfo de los capitalistas.
Los saqueos de los días
previos a las fiestas navideñas de este año en diversas zonas de Argentina han
mostrado realidades que quieren ocultarse y que provocan vergüenza, tristeza y
dolor a las mujeres y hombres de buena voluntad que habitan esta tierra.
Primero, porque han mostrado una realidad que desde el gobierno y sus
seguidores se quiere ocultar, que es la inmensa pobreza que aún subsiste en el
país, después de casi 10 años de kirchnerismo. Y segundo, la obscena
“naturalización” de esa pobreza por parte de la sociedad toda. Una cosa tiene
que ver con la otra. “Pobres habrá siempre” reza el dicho popular, y entonces
parece “natural” que haya quienes vivan en condiciones que lastiman la dignidad
humana; no por ellos, si no por los que provocan tal cruel realidad
¿Quiénes se favorecen con
tal “culturización” del imaginario social?: los explotadores.
Es esa “cultura”, ese
“sentido común” instalado por los que dominan la Tierra, los que hacen que ante
cualquier estallido del pobrerío se escandalicen hasta los asalariados, no por
las causas que llevaron a tal estallido, sino por sus efectos. El
problema es “el saqueo” y no la desigualdad que los provoca. Que se haya
generalizado la idea de que ante una agitación los pobres salen de sus casas
“porque sí”; que “sólo” se puede salir si se tiene hambre y no si se está
humillado; que ni siquiera importe si lo que comen es reparto de miseria y
dádiva de lo más básico, sin acceso a la comida que se obtiene dignamente por
el trabajo y con la posibilidad de disfrutarla como otros lo hacen, habla de
una insensibilidad social que avergüenza a la especie ¿Que hubo agitadores?
Pues claro que los hubo ¿Y? ¿qué éxito podrían haber tenido, si no existiese la
masa crítica a la que apuntaban, los pobres que tanto se niegan?
Los burgueses se quejan de
lo que provocan, y la pequeña burguesía de lo que consensua. Porque sería bueno
que todos aquellos que se sienten cómodos viviendo en el Capitalismo sepan que
es el modo de producción el que necesariamente genera la pobreza. Los pobres
son mano de obra barata. Son los que les aseguran a los patrones las tasas de ganancia,
con el salario como variable por excelencia. Y no puede haber nunca ocupación
plena y digna, porque es el mejor aleccionador social, como una Espada de
Damocles, para que no se desborden las aspiraciones de los trabajadores. Es por
eso que, yendo particularmente al caso argentino, el gobierno “nacional y
popular”, después de una década de administrar el país, puede exhibir a través
del Indec que el salario promedio de los trabajadores en Argentina es de $3300,
cuando la canasta familiar ronda los $6500 o los $7000; al mismo tiempo según
la propia presidenta CFK, los banqueros, financistas, empresarios y corredores
de bolsa ganaron “como nunca” en la historia.
Cuando se habla del impresionante
crecimiento de la economía del país desde el 2001 hasta el presente, queda muy
claro quiénes fueron los beneficiarios, a dónde fue a parar toda la riqueza que
los trabajadores produjeron: a los bolsillos de los patrones. Sin ir más lejos,
el Banco Central acaba de informar que durante el 2012 los bancos ganaron el
41% más que durante el 2011. Los mismos bancos que estafaron a la gente tan
explícitamente con el “corralito” de los nefastos Cavallo-DeLa Rúa, la
devaluación de Duhalde y el consenso de los Kirchner.
Nadie fue preso, por
supuesto. Los banqueros pasean su opulencia impunemente por la vida. Mientras
tanto, los ladrones de gallinas purgan sus penas en cárceles en condiciones
oprobiosas.
Los burgueses han armado
toda una institucionalidad para proteger sus privilegios, que es el Estado
Burgués, el Estado Capitalista. Así, las leyes castigan al pobrerío y permiten
el latrocinio de los poderosos. A ello, también, contribuyen los propios
explotados, aportando a la construcción de la imagen “respetable” de los más
grandes ladrones de la sociedad humana.
En Argentina, los banqueros se roban el 30% del
dinero que prestan.
Los patrones se roban la riqueza que producen sus obreros
Las corporaciones se roban las riquezas naturales y estratégicas que pertenecen
a todo el pueblo.
Los funcionarios del Estado Burgués roban del peculio público para enriquecerse
Todos se organizan en el
Capitalismo para robarle al pueblo y gozar de sus vidas a costa de la
explotación, los pesares, la angustia y el sufrimiento de las mayorías
asalariadas y marginadas. Sin embargo, estos canallas son aplaudidos hasta por
sus víctimas. Los llaman “señores” y hasta les rinden pleitesía. Pero cuando el
pobrerío se harta de ser pobre, de no poder gozar por un instante las mieles de
la vida, de ser mancillado y humillado por los que ostentan su riqueza mal
habida, estalla y sale de su ranchos y saquea un pan, un vestido o una pc, el
escándalo lo desatan aquellos que provocan la desigualdad y la injusticia.
Cuando una persona se apropia sin pagar de una mercancía, es un robo.
Si una banda hace lo mismo, también es un robo. Pero si miles de personas
carenciadas salen a tomar lo que permanentemente se les enrostra y se les
niega, suena bastante a acto de justicia. El capitalismo combina perversamente
la opulencia, el consumismo y la ostentación con la pobreza que sólo puede
desear lo que le muestran en la cara.
Como dato de color cabe
mencionar que, casualmente, en el discurso enjuiciador de la pobreza se
pusieron de acuerdo la “Corpo” y la “Korpo”.
Demostrando una vez más que
defienden los mismos intereses de clase, opuestos a los de la mayoría de los
mortales
Por más represión y control
que se ejerza, por más que se demonice a los humillados de la tierra, por más
que se les pise la cabeza o se los quiera ocultar debajo de la alfombra, la
obscenidad de las desigualdades que produce el capitalismo generará
indignación, desprecio y resentimiento de manera permanente. Mientras haya
pobres, habrá injusticia. Y mientras haya injusticia, la posibilidad de que la
sociedad tiemble como ahora estará siempre en ciernes
En diciembre de 1975 el Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP) emprendió el mayor combate librado en Argentina
entre la guerrilla y las fuerzas estatales. Por el despliegue de efectivos y
medios, la duración de los enfrentamientos y el amplio teatro de operaciones
que abarcaron, el ataque al Batallón de Arsenales “Domingo Viejobueno”, próximo
a la localidad bonaerense de Monte Chingolo, y las acciones que lo acompañaron,
constituyeron una verdadera batalla.
Video: http://youtu.be/r7Rk4q1i2zM
Monte Chingolo
El 23 de diciembre de 1975, el Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP) intentaba copar el depósito de arsenales de Monte Chingolo pero la acción
ya estaba cantada. Una feroz represión a los combatientes y a los vecinos de la
zona fue el saldo.
La acción que se llevó a cabo el 23 de diciembre de 1975 en el sur del
conurbano había sido planificada para extraer armas del batallón Domingo
Viejobueno de Monte Chingolo, un importante depósito de arsenales. El armamento
guerrillero era escaso en esos tiempos y con una operación de semejante
envergadura se podrían solucionar varios de los problemas que acarreaba la
escasez. Y, según explican los protagonistas, se podría dar un paso adelante en
la lucha revolucionaria. Sin embargo, Monte Chingolo se convirtió en la derrota
más sangrienta de la guerrilla urbana en la Argentina.
Una gran cantidad de combatientes habían sido designados para
intervenir en la toma del Batallón de Arsenales 601. El Ejército Revolucionario
del Pueblo (ERP) había dispuesto para esta acción a su unidad militar más
numerosa, el Batallón General San Martín que estaba integrado por tres
compañías. El grupo de asalto guerrillero estaba al mando del capitán Abigail
Attademo. Por su parte, militantes del Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT) participaban de actividades de contención, que tenían como
objetivo el corte de las vías de acceso desde la Capital Federal y la zona
oeste a la zona sur del Gran Buenos Aires.
Tal como se explicaba en un boletín interno de la organización dado a
conocer a cuatro días del fracaso del copamiento, el ERP planeaba extraer de
Viejobueno alrededor de 20 toneladas de armamentos: 900 FAL con 60.000 tiros,
100 m-15 con 100.000 tiros, seis cañones antiaéreos automáticos de 20
milímetros, quince cañones sin retroceso, itakas con sus proyectiles y 150
subametralladoras. Sin embargo, este objetivo no se pudo completar.
El fracaso del operativo que comenzó antes de las 20 del día anterior
a la nochebuena se debió a la infiltración dentro de la organización
revolucionaria de un agente del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE).
Así fue como las fuentes castrenses previeron que el golpe del ERP se
realizaría en Monte Chingolo. Y los esperaron.
Las cifras dejan en evidencia la magnitud de la masacre. “Más de
cuarenta combatientes del ERP, cinco militares -tres de ellos, conscriptos- y
una cantidad nunca determinada de vecinos murieron en el cuartel y sus
inmediaciones, durante y después del mayor enfrentamiento librado en la
Argentina entre una fuerza guerrillera y efectivos militares”, detalla Gustavo
Plis-Sterenberg en su libro “Monte Chingolo”.
Años después se supo que efectivamente hubo combatientes que cayeron
prisioneros dentro del predio de Viejobueno y cuyos cuerpos nunca aparecieron.
El diario Página/12 aseguró en 1999 que tuvo acceso a una información militar
en la que se hablaba claramente de sobrevivientes. “A las 3.30 de la madrugada
del 24 de diciembre, siete horas después de comenzado el ataque al Batallón de
Arsenales y cuando el enfrentamiento había finalizado, el escribiente militar
detalla que 'el Capitán Lazzarano con cinco vehículos marcha a transportar
detenidos, custodiados por la fracción al mando del Teniente Silvani'. Media
hora más tarde se detalla que 'regresa la columna con los detenidos'. A partir
de este momento, el registro sólo refleja los preparativos efectuados para
recibir la visita del Comandante de la fuerza, general Jorge Videla”, repasa el
periodista Eduardo Tagliaferro.
“Nuestros compañeros no cayeron combatiendo sino que después de haber
sido hecho prisioneros fueron asesinados por las fuerzas del Ejército. De estos
50 compañeros, yo creo que más o menos unos 20 deben haber caído en combate y
los otros 30 deben haber sido asesinados”, comentó a esta cronista Daniel De
Santis, ex dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
El Oso
Jesús Ramés Ranier se incorporó al ERP a fines de 1974. Había militado
en las Fuerzas Armadas Peronistas 17 de octubre (FAP-17 de octubre) y tenía buenos
amigos en la derecha sindical peronista. Tal como se explica en el libro “Monte
Chingolo”, Ranier se convierte en “filtro” después de caer en manos de la
Policía. Tras ser capturado en una pinza montada por la Bonaerense, el “Oso” se
quiebra rápidamente. Así es como, atemorizado por su vida y la de su familia,
empieza a trabajar para los servicios de Inteligencia.
Los contactos de Ranier serían con el jefe de la división Situación
General del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, el coronel Carlos
Antonio Españadero. Este militar al que el “Oso” le suministraría información
por teléfono era más conocido por su alias “Peirano”.
Aunque la misión de Ranier no se basaba únicamente en su
supervivencia. Se podría decir que su función era vocacional. El traidor
cobraba un sueldo mensual, por lo que su caracterización como agente es más que
acertada. Y recibía grandes premios por delatar una acción importante o por
señalar a un militante notorio de la organización.
En la revista El Combatiente del miércoles 21 de enero de 1976 aparece
publicada la confesión del “Oso”. Allí, el infiltrado declara que ganaba
mensualmente la suma de 1.200.000 pesos y que por entregar la operación de
Monte Chingolo recibió 30 millones de pesos.
Al actuar dentro del ámbito de Logística del ERP, el “Oso” conocía
algunas casas operativas y sabía hacia dónde se trasladaban armas. Además, como
era chofer, podía tener manejo de la mayoría de las municiones que debía
entregar a los militantes.
Al respecto, De Santis recuerda el encuentro que tuvo con Ranier antes
del intento de copamiento de Monte Chingolo. Daniel iba a participar en una
contención en el Puente Ocho. Pero para hacerlo los ocho integrantes de la
escuadra erpiana necesitaban el armamento y los autos, que debería entregarles
justamente el infiltrado. El compilador de “A vencer o morir” revive el
encuentro en el Parque de Lomas de Zamora: “Estaba en la cita con un pañuelo
(que era la contraseña) y veo aparecer un Ford Falcon -color crema- con dos
personas a bordo. El que manejaba tenía el aspecto característico de los
integrantes de los servicios de inteligencia y de la policía, sobre todo, de la
provincia de Buenos Aires. Dudé un momento si irme o no. Me quedé porque era la
cita. Este auto, que venía a gran velocidad, cuando me vio, se detuvo y subí.”
Pero el indicador más certero de que se podía tratar de un miembro de
los Servicios de Inteligencia apareció en la conversación: “Antes de entregarme
al lugar donde estaban ubicados los coches con las armas, me preguntaba:
'Adónde vas a ir', 'Adónde te llevamos'“
Acto seguido, al militante del PRT le explican cómo hicieron para
llegar a la cita desde la zona de Quilmes. La anécdota fue tan sorprendente que
Daniel sólo atinó a pesar que la gente del ERP era muy intrépida. “Me contaron
que la cita se la habían dado en la zona de Quilmes diez minutos antes y habían
tenido que venir a toda velocidad por la avenida Pasco con las luces prendidas.
El 'Oso' había sacado una pistola y se abría paso entre los demás vehículos
como si fuera un auto de la policía”.
Después de lo vivido, De Santis comentó con su responsable sus
sospechas. Pero todo fue peor cuando el 23, ya en el Puente Ocho, los
combatientes abrieron los baúles de los autos y notaron que faltaba gran parte del
armamento. En un primer instante, debieron recomponerse del golpe anímico que
significó la falta de las armas pero así y todo pudieron cumplir con su función
y cortar el acceso.
Aunque había evidencias más elocuentes para suponer que la organización
revolucionaria estaba infiltrada y que la acción había sido entregada, no hubo
marcha atrás. Días antes del intento de toma caían trece dirigentes del área de
Logística y el comandante Pedro Juan Eliseo Ledesma. A pesar de esto, el Buró
Político decidió seguir en pie con la operación.
El traidor a la causa revolucionaria
Tres días después del fracaso de la acción, el 26 de diciembre de
1975, los integrantes del Buró Político se plantearon la posibilidad de que los
estuvieran esperando dentro del Batallón.
Después de hacer una lista de las caídas más importantes y de las
personas que tuvieron alguna relación, se hizo evidente un dato. El “Oso”
aparecía siempre, a pesar de los diferentes descartes. Él siempre había
concurrido a la cita o había trasladado armamento.
Por eso, se empezaron a buscar sus antecedentes, que eran nulos. La
certeza de su delación era casi total pero no se tenían pruebas definitivas.
Así que se decidió detenerlo e interrogarlo.
El 28 de diciembre una escuadra detuvo a Ranier junto a otro militante
leal, “Coco”. A éste se le había asignado la misión de simular la detención. La
idea era ejemplificar con “Coco” el posible maltrato que sufriría el “Oso” si
no confesaba. Aunque la tortura física quedaba desterrada para el ERP, después
de que Mario Roberto Santucho afirmara que la guerrilla no podía emplear los
mismos mecanismos que el enemigo.
El 13 de enero un Tribunal Revolucionario condenó a Jesús Ramés Ranier
por “traición a la revolución y delación al enemigo”. La pena era una sola: la
muerte.
A Ranier le fue comunicado su destino y se le preguntó cómo prefería
morir: con la inyección letal o con un disparo. El “Oso” prefirió la segunda
opción. Nunca había sido un valiente. En su supuesta militancia, había
procurado evitar cualquier enfrentamiento armado.
El 14 de enero de 1976 aparecía un cadáver en Flores. Era el de un
hombre joven -de unos 29 años- y corpulento. Un epitafio lo acompañaba: “Soy
Jesús Ranier, traidor a la revolución y entregador de mis compañeros”.
En su condena pesaban las detenciones, desapariciones y ejecuciones de
muchos militantes, la entrega de talleres de armamentos y automotores, las
cárceles del pueblo de Pilar y Florencio Varela, un depósito de propaganda y la
acción del Batallón 601.
La sentencia del Tribunal Revolucionario era aleccionadora: “La
justicia popular tarde o temprano descargará su fuerte brazo sobre los
criminales contrarrevolucionarios, sobre todos los que realizan crímenes contra
el pueblo”.
Fuente: www.anred.org, diciembre 2006
Gloria a los héroes de Monte Chingolo
Por PRT - Argentina (Pedro,
corresponsal de Estrella Roja)
Hace unos días se encontraron la totalidad de los restos de los
compañeros caídos en combate en el copamiento del Batallón de Arsenales “Domingo
Viejobueno” de Monte Chingolo, el 23 de diciembre de 1975. Algunos de los
restos ya habían sido encontrados en ocasiones anteriores.
Estos son los restos de los compañeros que cayeron dentro del batallón
y en el perímetro inmediato al mismo. Muchos de ellos heridos y luego
fusilados, aplastados por tanques y topadoras, torturados aún en sus últimos
momentos de vida.
Quedan aún las palabras sorprendidas de los mismos militares asesinos
y genocidas que no podían creer la moral de combate de nuestros compañeros, que
en su último aliento cantaban la marcha del Ejército Revolucionario del Pueblo
y gritaban “Vivas” a la Revolución, a pesar de la inferioridad de fuerzas. El
mayor ejemplo de esta moral se vislumbra en el hecho de que aún cuando los
compañeros habían sido traicionados por un infiltrado (el Oso Ranier,
posteriormente ejecutado por la Justicia Revolucionaria), eran esperados y
contaban con escaso armamento (que en muchos casos estaba saboteado), nuestro
glorioso ERP bajo la Dirección político militar de nuestro Partido, con menos
de 150 compañeros, llegó a tomar casi el 70% del batallón contra más de 3500
efectivos parapetados con armamento pesado y apoyo aéreo. 4 regimientos de
tierra, 2 de aire, la Policía Provincial y la Federal fueron necesarios para
detener la justa acción revolucionaria que tenía como objetivo armar al pueblo
para enfrentar en mejores condiciones a la dictadura militar del 76.
Dichos compañeros fueron parte del batallón “José de San Martín”
conformado por las compañías “Héroes de Trelew”, “Juan de Olivera” y “José Luis
Castrogiovanni”, pero muy especialmente de la unidad de combate “Guillermo
Rubén Pérez”, conformada por integrantes de las compañías “Castrogiovanni” y la
“Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez”, más un grupo de las compañías “Decididos
de Córdoba” y “Che Guevara”. El Comandante Juan Eliseo Ledesma, el “Comandante
Pedro”, había caído con oficiales de nuestro ERP días atrás, y que en esos
momentos agonizaba destripado en las mazmorras de Campo de Mayo, pero aún así
sin traicionar a sus compañeros. Todo lo contrario, mostrando su profunda moral
revolucionaria y con la causa histórica del proletariado, enfrentado victorioso
el combate contra el enemigo.
Estos compañeros, luchadores y guerrilleros, formaron parte de los
alrededor de 5.000 compañeros que cayeron desde la fundación del Partido, ya
sea como integrantes del Partido o el Ejército, familiares de los mismos o
simplemente personas que colaboraron con esta lucha, como los más de 1000 asesinados
y desaparecidos en los alrededores del monte tucumano por ser sospechosos de
ayudar o simplemente simpatizar con la heroica “Compañía de Monte Ramón Rosa
Jiménez”.
Muchos de nuestros compañeros son desconocidos por las necesidades de
tabicamiento, o sólo conocidos por su nombre de guerra. En Monte Chingolo hubo
varios compañeros sin identificar, pero es justo que recordemos a aquellos que
dieron su vida, y que honremos dicha vida como ejemplo de lucha, de moral
revolucionaria, de compromiso con la patria socialista, DEL CAMINO QUE DEBEMOS
CONTINUAR, DEL CAMINO QUE ESTAMOS CONTINUANDO.
Sus nombres son:
Daniel
Barbate, 21 años
Francisco
Blanco, 21 años
Hugo
Boca, 17 años (JG)
Carlos
Bonet
Aída
Bruchstein, 24 años
Alejandro
Bulit
Roberto
Cejas, 22 años
Carlos
Cingualbe, 28 años
Hugo
Colautti, 32 años
Jorge
Correa, 19 años
Carlos
Crespo
Francisco
Cuello, 31 años
Eduardo
Delfino
Nelly
Enatarriaga, 31 años
Eduardo
Escobar Bustos, 23 años
Orlando
Fabián, 24 años
Norma
Finocchiaro, 25 (embarazada, asesinada a culatazos)
Ernesto
García, 20 años
Silvia
Gatto, 24 años
Angel
Gonzalez, 25 años
Tristán
Guanziroli
Ismael
Islas Ibarra, 50 años
Mónica
Lafuente, 21 años
Vicente
Lasorba, 25 años
Ana
María Lezcano, 25 años, embarazada, detenida con vida apareció en el Riachuelo
con un compañero no identificado.
Ana
María Liendo, 25 años
Omar
Lorenzo Rodríguez
Carlos
Machado, 23 años
María
Marabotto de Escobar, 16 años (JG)
Alejandro
Mastrogiovanni, 24 años
Luis
Menéndez, 27 años
Rubén
Mensi, 21 años
Ismael
Monzón, 19 (JG)
Víctor
Mosqueira, 19 años
Carlos
Oroño
Cristóbal
Paredes
Guillermo
Ramos Berdaguer, 21 años
Nancy
Rinaldi, 25 años
Guillermo
Salinas, 35 años
Humberto
Salvador, 22 años
Carmen
Sánchez, 20 años
Miguel
Sánchez, 24 años
Guillermo
San Martín, 23
Abel
Santa Cruz Melgarejo, 21 años
Gastón
Schottenfeld, 19 años (JG)
Rodolfo
Siba
Luis
Sportuno, 20 años
Carlos
Stanley, 22 años
Roberto
Stegmayer, 31 años
Enrique
Tauil, 26 años
Claudio
Tisminetzky, 21 años
Juan
Carlos Valencia, 43 años
Víctor
Vázquez Valdivia, 30 años
Más
nueve camaradas sin identificar.
Hoy el Equipo Argentino de Antroplogía Forense está trabajando para
identificar los restos de nuestros compañeros, cuyos nombres han vencido a la
muerte para convertirse en ejemplo de lo que un revolucionario debe ser, el
compromiso de luchar hasta las últimas consecuencias A VENCER O MORIR,
guerrilleros heroicos que siguieron el ejemplo del gran comandante Ernesto Che
Guevara. Nuestros héroes, nuestros queridos compañeros, los mejores de la
generación revolucionaria de los 60 y 70 cayeron luchando, combatiendo, no
pidamos que ellos hagan el trabajo que ahora nos toca a nosotros, los que
quedamos y las nuevas generaciones de revolucionarios. Basta de “memorias” que
matan la memoria de lo que nuestros compañeros fueron: luchadores, clasistas,
guerrilleros, REVOLUCIONARIOS. Este gobierno burgués no podrá apropiarse de
estos caídos, de los héroes, porque ellos no lucharon por este país de
exclusión, de súper explotación, de entrega, de hambre, miseria y muerte. Ellos
lucharon contra lo que este gobierno representa.
No olvidamos los nombres de nuestros compañeros, su pensamiento y
ejemplo. Su accionar vive en la Reconstrucción del PRT, en la construcción del
PRT Santucho, en el camino de la Guerra Revolucionaria Popular y Prolongada,
hasta la Victoria, SIEMPRE.
62 Compañeros Héroes de Monte
Chingolo: Presentes!!!
5.000 Héroes de nuestro PRT-ERP,
30.000 detenidos desaparecidos: ESTAMOS CUMPLIENDO!!!
Me imagino que mi padre tuvo tantos méritos históricos
como para que un régimen adverso a sus ideales, presionado por un clamor
popular, lo declarara héroe nacional.
Recuerdo, dentro de esa agradable fantasía, su
gallardía militar y su inmensa capacidad de amar.
Recuerdo
como nos mimó. Lo imagino llegando sudoroso a nuestro hogar desde los heroicos
combates contra el yanqui invasor.
Nos besaba. Nos apretaba contra su pecho.
Jugábamos tirados en el piso, presente todavía el olor a pólvora.
Nos hablaba del por qué de su rebeldía, del valor
de la libertad y de su Patria mancillada.
Recuerdo su rostro triste, cuando finalizada la
contienda, lo forzaron a radicarse en Londres. A ese mundo desconocido llegamos
llevados de la mano por él y por mamá. Ellos siempre con nosotros/as, brindándonos
cariño y enseñanzas.
Después se produjo su paso a la otra isla
maravillosa. Y entonces, con sus precisas instrucciones, la familia le siguió.
Luego –dice
la leyenda de Caracoles- hubo de producirse su conmovedor salto a la
inmortalidad en 1973.
En su linda carta de despedida, previa a la salida
de Cuba, nos escribió: “debo
decirles hijos míos que…su patria chica, Santo Domingo, lo va necesitar, y no
solo a ustedes, el internacionalismo genera una fuerza extraordinaria y los
prepara para el futuro, y este pueblo que es ejemplo, ayuda y ayudará con su
esfuerzo a los pueblos hermanos en las lucha contra el enemigo común, el
imperialismo yanqui”
No olvido cuando
ese enemigo -encarnado en generales “de horca y cuchillo”, en agentes
extranjeros encubiertos, en oficiales desalmados- logró capturarlo, fusilarlo,
descuartizarlo, quemarlo y ocultar sus restos…con la venia del déspota
ilustrado.
Me sitúo ahora, fuera de toda fantasía, cuando el
clamor nacional apunta contra la impunidad que ha protegido asesinos y ladrones
por ocho décadas.
Me pongo en la situación del hijo que lleva el
nombre y la estirpe del coronel de abril… que alcanzó recientemente en buena
lid el grado militar que le facilitó al padre “casarse con la gloria”
¿Qué hacer?
¿Callar?
¿No acompañar a mi familia cuando exige justicia
contra los asesinos de mi padre?
Sigo
estimulando la imaginación: nunca antes callé. Nunca me habían mandado a
callar.
¿Por qué ahora?
Es evidente que la piel del régimen de impunidad
está hipersensible y temblorosa.
Pero es tarde para pedir silencio. Tarde, aunque
me forzaran temporalmente a callar: millones de voces están decididas a alzarse
para que los sádicos asesinos de aquel intrépido coronel -los mismos que
mandaron a matar a Orlando, Pichirilo, Arsenio, Guido Gil, El Moreno y tantos
otros/as luchadores/as- sean ejemplarmente castigados.
Millones de
voces están alzadas contra la corruptela y los crímenes de lesa humanidad.